Una familia bajo influencia de profecías apocalípticas se refugia en una antigua casa de campo las últimas horas antes del anunciado Juicio final. Pero la aparición inesperada de un intruso, que dice ser “un salvador”, pone en riesgo su fe y su destino.
Con la onda sectaria, oscura, religiosa y de época ya atrapa. Lo inevitable de Fercks Castellani sorprende de entrada con una historia que por lo menos quien escribe no escuchó demasiadas veces. A ver: sí, lo del fin del mundo sí, pero no con esta forma de contarlo que plantea la película protagonizada por Juana Viale, lo cual me hizo recordar a esa “broma radial” de Orson Welles en Guerra de los Mundos.
“Lo inevitable se sumerge en lo más profundo de los vínculos de una familia religiosa. El contexto del relato es la inminente llegada del Apocalipsis. Las criaturas se aproximan para juzgarlos. El destino ha llevado a los protagonistas a convivir en un refugio abandonado, esperando que todo suceda y puedan seguir con vida. Pero esto no es lo único que debe preocuparnos, sino la naturaleza de los personajes que traen consigo secretos personales que guardan bajo llave. Todo empeorará aún más con la presencia inesperada de un intruso que pondrá en jaque todo plan de supervivencia familiar y revelará su lado más oscuro…
Será momento de descubrir sus verdaderas misiones, antes de que sea tarde”, comenta su director Fercks Castellani.
Uno puede llegar a pensar que es una película de terror, pero no, no hay terror; no hay sustos, hay algo más intimidante, hay tensión todo el tiempo, generado sobre todo por Daryna Butryk y Luciano Cáceres, con dos performances de alto nivel.
Todos los ingredientes están muy bien manejados, sobre todo el sonido, algo esencial en este tipo de películas, y un plot twist digno de Shyamalan (de esos que le resultan bien).