Sabemos que en Argentina es difícil hacer cine de género y más aun si es independiente y de bajos recursos, ni mencionar el encontrar una boca de exhibición que no sea lejana al anual Bars y posteriores proyecciones en salas alternativas. Sin embargo ha aparecido un movimiento que gracias a producciones de Farsa, Paura y otros han contado con una calidad cinematográfica descomunal frente a sus productos, advirtiendo que no es necesario encontrarse con un subsidio, ciertos proyectos inclusive remando en contra de la corriente pueden concretarse y encima tienen un alto número de espectadores cautivos...