Seguimos recorriendo las plataformas más utilizadas en este momento para ver cine online, donde se puede mirar de todo, y nos encontramos una nueva película que pasamos a reseñar.
Se trata de La Pazza Gioia, película de Paolo Virzi, traducida al español como Locas de Alegría, y estrenada en la ciudad de Buenos Aires el 29 de septiembre de este 2016. Virzi viene de una obra anterior muy contundente, El Capital Humano, donde vuelve a destacar la actriz Valeria Bruni Tedeschi.
La historia cuenta cómo dos mujeres, distintas por clase, edades y recorridos, se encuentran compartiendo un psiquiátrico para personas con causas penales, de estas nuevas líneas de tratamiento para las disidencias mentales de las que la ciencia italiana ha sido pionera desde los 70, en la Villa Biondi, en la provincia de Lucca, Toscana litoraleña. Y bien, no es un dato menor, porque la peli es una especie de road movie circular, interna y externa, alocada, de un ritmo vertiginoso, que le impone sin dudas el personaje verborrágico y neurótico de Valeria Bruni, que está más en sus zapatos que nunca, y recuerda, en parte y en contraste a su lacónico decir de entonces, a su trabajo impresionante para Actrices, donde la cara de absolutamente nada le da un espacio increible a esta actriz. En ambos casos, el tema de género, sin dudas, y el conflicto en los modos de representación social de roles y estigmas parece atravesar su trabajo, con el siempre limitrofe tono de comedia dramática que suele transparentar en sus propuestas.
Frente a ella, su partenaire, contra cara absoluta de la euforia maníaca que arma la Bruni, el personaje que compone Micaela Ramazzotti (Il nome del figlio, visto en Argentina en la ultima edición de Pantalla Pinamar, y La prima cosa bella, vista también aquí en la Semana de Cine Italiano 2012 dirigida por Vizzi), es una chica oscura, depresiva, inconsolable. Ambas vivirán una travesura que pone de relieve la locura del consumo capitalista, el sistema como enfermedad molecular, la Europa sin posibilidad para quienes transitan sus propios márgenes interiores, sus propios pliegues excluyentes.
En estas notas que estamos haciendo, recuperando películas que pasaron ya por las pantallas este año o en años anteriores, bien vale la frescura de ver cines no centrales, de corrernos hacia la posibilidad de sentir otros idiomas en versión original, y de mirar otras historias. Recomendamos La Pazza Gioia, con ese título entre irónico y triste, porque bien puede ser una historia que habla de nosotras, de nuestras estrategias de solidaridad, y de las múltiples performances cotidianas que realizamos para encontrarnos en algún lugar