Una Telma & Louise a la italiana. Así se ha llamado a esta tragicomedia y así parece remitir, directamente, el póster en el que las dos protagonistas, Beatrice y Donatella, huyen en un descapotable. Ellas comparten, con las heroínas de Ridley Scott, el lugar de descastadas en plan de escape. Pero su rebeldía conmueve desde un lugar muy distinto: son pacientes de un psiquiátrico, en la Toscana, donde además de medicación y terapia trabajan en el huerto y tienen la posibilidad de salidas transitorias.
Beatrice -la fantástica Valeria Bruni Tedeschi- es una mujer de la alta sociedad, esquizoide, simpática y charlatana. Donatella, una depresiva rota por un pasado que incluye prostitución y un hijo al que intentó ahogar en pleno brote. El director, Paolo Virzì, maneja semejante carga dramática con un tono que busca el equilibrio y mantiene la dureza a raya, explorando en primer plano la entrañable amistad que nace entre esas dos mujeres, conmovedoras cuanto más se exponen al “mundo normal”, fuera de los muros de la clínica.
Y aunque a veces la búsqueda de ese tono quede en evidencia, con subrayados innecesarios, el derrotero de estas mujeres, en la piel de sus estupendas actrices, se sigue con interés y afecto. Y así, emociona.