Loca Alegría: En busca de un poco de felicidad.
La última película del director italiano no decepciona y muestra despliegue de humor en una obra inteligente y picara.
Hay una frase que se le atribuye al filósofo nihilista Nietzsche: “Siempre hay un poco de locura en el amor, pero siempre hay un poco de razón en la locura.”, está cita tranquilamente podría sintetizar el film, si es que la obra fuera banal.
Pero no, por suerte el director Paolo Virzi calcó y remarcó valores aislados, posiblemente no vistos a la primera mirada. Nos adentra a un cine de sentidos y de pensamiento frío para que estemos atentos a aquellos momentos que no son observables en el cuerpo (lo que pasa dentro de los personajes).
La obra cuenta como dos pacientes de una instituto mental viven su día a día.
Beatrice (Valeria Bruni-Tedeschi) imagina ser una egocéntrica y elegante condesa rica que tiene buena relación con los políticos y toda clase de persona de alta sociedad y su amiga Donatella (Micaela Ramazzotti), una joven introvertida que oculta un misterioso pasado.
La búsqueda misma de la felicidad es un viaje constante, y como es de esperarse las dos damiselas se atreverán a separar de su grupo en tiempo de excursión para darse el lujo de resolver problemas que dejaron antes de entrar al instituto.
Pero no todo es color de rosa para ellas. Su pasado las devorará y absorberá a medida que se tropiezan con sus familiares y conocidos. Algo parecido al trauma que poseía Jazmín en la película de Woody Allen, Blue Jazmín, iremos completando el perfil de cada una de ellas a través de la mirada del otro.
Las actuaciones de las dos actrices principales pasan por dos costados diferentes, el de Bruni-Tedeschi pasa por un humor pícaro y casi absurdo mientras que el de Ramazzotti pasa a través de la melancolía y el desgastado provenir. Generando una dupla simpática, poco original pero con diálogos que podrían ser casi inacabables.
Es una lastima su abuso del flash back en una cinta que casi podría ser a falta de ellos. Y que opaca en ocasiones el gran trabajo de fotografía que posee esta gran producción italiana.
No podemos dejar de lado la gran referencia al clásico Thelma and Louis de Ridley Scott, una variedad de recursos intenso para contar una road movie que no se deja olvidar fácilmente (y no que no debería tampoco).
La aventura de “Like Crazy” no empieza cuando las protagonistas tocan el acelerador sino cuando una de ellas comienza a hablar de sí misma y da a conocer su mundo, nosotros hacemos un largo viaje en sus palabras, en sus ojos, en su visión de la realidad.
Una nueva forma de aceptar que no todos pensamos igual, no todos olfateamos las misma cosas y sobre todo no todos buscamos la felicidad de la misma manera.
Yo por mi parte me volveré a ver Thelma & Louis que el sabor y el recuerdo de está aún no se han perdido.