Con una particular mirada sobre el mundo de la locura, los tratamientos, los institutos psiquiátricos y más la última película de Paolo Virzi, “Loca Alegría” (Italia, 2015) es una grata sorpresa que renueva las carteleras esta semana.
Con una primera escena sucia, de cámara en mano, simil video, Virzi nos presenta a Donatella (Micaela Ramazzotti) quien luego será junto Beatrice (Valeria Bruni Tedeschi) las encargadas de llevar delante la acción de un filme que comienza tímido, casi sin estridencias, para luego, con el correr de los minutos, abrir varios frentes narrativos.
Donatella es ingresada en un viejo instituto por haber intentado suicidarse, más adelante sabremos el motivo y cómo lo intentará, y rápidamente se destaca del resto de pacientes por su profunda depresión y poco contacto con el exterior. Beatrice, una “condesa” multimillonaria, quien con todos sus humos dirige algunas cuestiones de los pabellones, más allá que no tenga la autoridad, desde el primer momento la aborda y la comienza a acosar para ponerla de su lado.
Si bien Donatella se resiste en una primera etapa, caerá en las redes de Beatrice, quien con sus artilugios logra conseguir todo lo que desea del resto de los internados, y también del personal, al que le hace acordar todo el tiempo su carácter de propietaria del espacio y sus millones, que, actualmente, están en manos de su madre y su marido.
Entre las dos lograrán una comunión que les permitirá trabajar y pasar los días y las rutinas del “manicomio” de la mejor manera. Pero cuando una propuesta de salir para hacer actividades en un vivero alejado del hospicio llegue, la vida de ambas cambiará para siempre.
Virzi reposa la mirada en ambos personajes con la principal virtud de no juzgarlos, al contrario, el guión, hábil y envolvente, genera empatía directa con ambas, y logra que se supere la lógica de observarlas con lástima.
Beatrice aporta el humor al filme, con sus aires de monarca sin corona, y sus lujos que en el lugar donde se encuentra nada sirven. Por otro lado Donatella, a pesar de la carga que tiene, es la encargada de interpretar el rol de la sabiduría, y un poco también el de nivelar la balanza hacia un lugar en el que el relato no termine por desbordarse aún más.
Hacia mitad del metraje, y luego de un acontecimiento particular, el filme vira a una suerte de road movie, con ambas escapando de su pasado a bordo del transporte que encuentren en suerte. Virzi maneja esa etapa con lucidez y hasta se da el lujo de homenajear a “Thelma y Louise”, una referencia evidente que potencia ese tramo del filme.
Quizás hay que cuestionarse sobre la empatía lograda desde la “locura”, pero como Virzi deja en claro que no tomará ninguna postura, es el espectador quien deberá asumir la insania o no de sus protagonistas y el resto del elenco.
“Loca Alegría” llena de justamente “locuras” la pantalla, con dos mujeres que desean, aman, buscan ser amadas, se pelean, luchan, se juegan por el otro, y, en parte, terminan por lograr algunas de sus metas muy a pesar del entorno que las juzga y las quiere encerrar para no ver más.