El mejor actor del mundo
eff Bridges es el mejor actor del mundo. Sí, ya sé, también Bill Murray es el mejor actor del mundo. Por supuesto, decir que alguien es el mejor actor del mundo no es decirlo literalmente y con ánimos científicos o exhaustivos (¿cuántos actores húngaros, rusos o colombianos no conocemos?). La afirmación es una exclamación de alegría, nada más (y nada menos).
Decir que alguien es el mejor actor del mundo es decir, como decía Godard, que de algunas películas sólo se puede decir que son las mejores películas. Disparen sobre el pianista (Truffaut) es la mejor película; El cameraman (Keaton) es la mejor película; Los sobornados (Lang) es la mejor película; Hechizo del tiempo es la mejor película; La adorable revoltosa (Hawks) es la mejor película; El desprecio (Godard) es la mejor película; Amanecer (Murnau) es la mejor película; Entrevista (Fellini) es la mejor película; El color de las granadas (Paradjanov) es la mejor película; Traigan la cabeza de Alfredo García (Peckinpah) es la mejor película; El desencanto (Chávarri) es la mejor película. Y hay muchas otras películas que son la mejor película de la historia y del mundo todo. Películas euforizantes provocan afirmaciones eufóricas. ¡Palombella rossa (Moretti) es la mejor película!
Entonces: ¡Jeff Bridges es el mejor actor del mundo! No se puede decir otra cosa luego de ver Loco corazón (Crazy Heart, una sutil, susurrante y muy buena película dirigida por Scott Cooper), por la que acaba de ganar el Oscar como mejor actor y que se estrenó el jueves 11 de marzo en Argentina (probablemente destinada a no ser un gran éxito; a pesar de la publicidad del premio, la música country en Argentina espanta a no pocos espectadores).
En Loco corazón, Jeff Bridges es Bad Blake, un cantante country que supo ser exitoso y que está en decadencia. No seguiremos contando el argumento, pero sí hablando de Bridges, el mejor actor del mundo, que puede moverse, hablar, cantar, caerse, levantarse y emocionarse ante la cámara y dejar en claro que en el cine hay actores que se definen por cualidades un tanto inefables y para las que no hay fórmulas, como son la fotogenia y el carisma. ¿Cómo explicar que Bridges esté siempre bien?, ¿cómo describir la cantidad de matices que ubica sigilosamente entre lo que hace y lo que dice su personaje? Bridges mejora cada película en la que actúa, y suela agregar dimensiones memorables a personajes en apariencia poco recordables: el presidente de expansiva presencia que interpretaba en La conspiración (The Contender, de Rod Lurie), que festejaba con contagiosa alegría la calidad de los sánguches que servían en la Casa Blanca.
En Crazy Heart, Bridges nos hace creer en lo que le sucede al personaje que interpreta y a la vez lo hace con ese plus de las estrellas clásicas, que nunca dejan de ser un imán y parecen haber estado en el mundo desde siempre (Robin Williams dijo alguna vez Bridges no es un actor sino un recurso natural). Bridges logra seguir siendo un gran actor, una estrella, y a la vez darle vida al personaje de esta película en particular, y a todos los otros que interpretó. Bridges es alguien de la estirpe de Cary Grant ?un Cary Grant más desprolijo y de relativamente bajo perfil?, alguien que puede darle vida a personajes incluso oscuros pero siempre con un encanto innegable (sí, claro, todo actor es un seductor; menos, claro, James Spader, que siempre cultivó con no poca habilidad los caminos de los rictus desagradables).
Sé que pocos verán Loco corazón, entonces pocos podrán confirmar que en esa película Bridges está sencillamente deslumbrante, y que está muy bien que le hayan dado el Oscar de una buena vez. Pero tanto los que vean Loco corazón como los que la eviten, tal vez puedan comprobar (o recordar) que Bridges es el mejor actor del mundo en La última película y en Texasville (dos inoxidables películas de Peter Bogdanovich que todos deben ver; son de las películas imprescindibles); Fat City de John Huston, El gran Lebowski de los Coen (El Dude, el personaje de Bridges, tal vez sea el único personaje realmente inolvidable de la carrera de los hermanos). Hizo muchísimas otras películas (Los fabulosos Baker Boys, Bad Company y un largo etcétera) y brilló en casi todas o en todas, pero para no hacer una lista interminable destaquemos dos trabajos más: la voz del personaje de Big Z (muy en la línea del Dude) de Reyes de las olas (Surf’s Up, una subvalorada película de animación de 2007), y su trabajo en la gloriosa Tucker, un hombre y su sueño, de Coppola. No recuerdo quien ganó el Oscar en el año de Tucker, pero fue definitivamente una injusticia, como todas las veces en las que no lo ganó Jeff Bridges.