Se hizo justicia
Bad Blake (Jeff Bridges) es un cantante folk que se derrumba lentamente; lleva años tocando en bares de mala muerte, pistas de bowling y repitiendo eternamente las mismas canciones de perdedores y amores fallidos. Blake deja correr su vida entre whisky barato y groupies mayorcitas. Cuando empieza la película el agente de Blake le recrimina por no tener temas nuevos y por negarse a cantar con su ex protegido convertido en estrella.
A la vida del protagonista llega una periodista de un diario de pueblo que es sobrina del pianista de ocasión que esa noche le toca como compañero. Bad se enamora una vez más, vuelve a componer se reencuentra con su ex aprendiz, en fin todo parece encaminarse de manera notable, salvo que no puede dejar la bebida y su salud parece derrumbarse al mismo ritmo que su carrera.
Esta historia que en manos indolentes pudo haber sido una insoportable película de la semana, gracias a Dios o a quien sea, es otra cosa porque el protagonista es Jeff Bridges y lo rodea un elenco notable encabezado por Maggie Gyllenhall, Collin Farrell y Robert Duval, que además es el productor.
Bridges se merece este Oscar tanto como en otras oportunidades, solo hay que recordar El gran Lebowski, por ejemplo. Lo cierto es que lo ganó por esta película que es muy divertida, le permite lucirse y que como bonus, tiene música original de T Bone Burnet. Simplemente imperdible.