Un paso en falso del director de Napoleon Dynamite y Nacho libre que desperdicia a un notable elenco de comediantes.
Locos dementes tenía todo para no fallar: un elencazo lleno de enormes comediantes, un director con valiosos antecedentes (Jared Hess, responsable Nacho libre y Napoleon Dynamite) y una premisa que invitaba al descontrol propio de las buenas comedias. Sin embargo, el film en ningún momento sabe muy bien hacia dónde ir ni en qué registro manejarse.
El protagonista es David (Zack Galifianakis), un mediocre guardia de seguridad nocturno de una compañía de vehículos blindados que comparte turno con su amiga –e interés romántico– Kelly (Kristen Wiig). Ella, a su vez, conoce a Steve (Owen Wilson), un ladrón de poca monta que ve en David la oportunidad perfecta para cumplir su sueño de aparecer en televisión.
El grupo forma una banda y concreta uno de los robos de efectivo más grandes de la historia de los Estados Unidos, llevándose ni más ni menos que 17 millones de dólares. Claro que David, el autor material del hecho, está filmado por todas y cada una de las cámaras de seguridad, lo que lo obliga a “guardarse” en México hasta que su boom mediático mengüe, cosa que, claro está, no ocurre.
El film es mecánico en su confección y desganado en su ejecución. Hay pocas dudas de la capacidad humorística de sus intérpretes, pero así y todo Hess nunca consigue alinear sus tonos, dando como resultado una comedia menor, gastada, predecible y, pecado mortal del género, muy poco graciosa.