Al final hay recompensa
Algo tan simple como transmitir un mensaje “normalizador” a través de una película es lo que Locos por las nueces 2 (The Nut Job 2, 2017) hace, y no por aleccionadora, deja de ser entretenida.
Retomando los sucesos que dieron por concluida la primera parte de la saga, Surly y amigos vuelven en esta oportunidad con la misión de seguir alimentándose con el menor esfuerzo, hartándose de todo aquello que encuentran en esa tienda de frutos secos, el paraíso para todos los animales, pero mientras la fiesta se sucede nada los haría suponer que en breve deberían retomar sus viejos hábitos, porque mientras ellos desmantelan el negocio, el parque en el que vivieron se ve amenazado por un oscuro proyecto comercial en el que el verde dejará de existir para dar paso a juegos mecánicos y montañas rusas.
El contraste entre fiesta y pesadilla, y la lucha por recuperar su viejo hogar, terminará por configurar un relato que tiene mucho de fábula, con su moraleja final incluida. El director, Cal Brunker, apela a una estructura clásica de relato para interpelar a los espectadores. Hay números musicales, acción, referencias constantes a la cultura popular, desarrollo de líneas argumentales que bucean en las particularidades de los personajes y también algunas torpezas hasta llegar al final.
Su animación lograda, que refuerza los gags y punchlines con los que los personajes van transformando sus puntos de vista y características, no alcanza para que los protagonistas tengan preponderancia frente a la narración. Allí está el principal inconveniente de la película, además de la moraleja explícita que propone, porque cuando una película trabaja más a los personajes secundarios, y descansa en ellos todas las funciones, algo no funciona globalmente.
Su clara función adoctrinadora recae en el personaje de Andie, un poco la voz de la conciencia del grupo y la encargada de moralizar al resto, exigiéndoles que recuperen su espíritu emprendedor en contra del pantagruélico estado en el que se encuentran actualmente.Para Locos por las nueces 2 no se puede ser goloso, avaro y encima no ver cómo algo constitutivo, el impulso del trabajo, debe ser respetado y llevado hasta las últimas consecuencias. En esa inflexión, en ese subrayado, es en dónde la película termina perdiendo su frescura, y por más que incorpore tramas paralelas como el enamoramiento de Preciosa, o la participación de un pequeño roedor maestro de las artes marciales, no proponer algo nuevo y cae en lugares comunes.