Un grupo de animales con hambre comandados por una ardilla intenta robar una tienda llena de frutos secos. En la más clásica tradición del cartoon, tanto en diseño como en ritmo, este film explota toda posibilidad cómica. Salvo que, en ocasiones, carece de timing y lo que podría ser cómico queda solo en grotesco. Cuando acierta, es bella de ver y noble. Cuando no, de todos modos, no molesta.