Un voto en blanco
En época electoral para los Estados Unidos, llega esta comedia de la mano de dos humoristas, uno en ascenso y otro, quizás, en su declive (Zach Galifianakis, el primero y Will Ferrell el segundo).
Will interpreta a un congresista de en un pequeño distrito electoral de Carolina del Norte, embustero, mujeriego y sin ningún escrúpulo. Por su parte, Zach es el contrapunto, un hombre de familia, religioso y sin grande expectativas, quien será tentado para postularse y sumergirse en el mundo de la política.
Si bien, detrás de este argumento hay un negociado con el comercio oriental, eso pasa desapercibido y la atención hace foco sobre los personajes principales.
Cam Brady (Ferrell) pierde popularidad por sus traspiés (desde golpear a un bebé hasta after hours sexuales), mientras que su oponente Marty Huggins (Galifianakis) debe refinarse, cambiar de perros y hasta de costumbres.
El film, que transcurre sin demasiados sobresaltos, no entrega momentos hilarantes y quizás el realizador Jay Roach se haya equivocado en la elección de uno de los protagonistas. El elenco está conformado por grandes del mundo del cine, como John Lithgow, Dan Aykroyd, Dylan McDermott, Jason Sudeikis y Brian Cox, entre otros.
El director tuvo en su carrera aciertos como Los Fockers 1 y 2, La Cena de los Tontos y las tres partes de Austin Powers. Locos por los Votos se encuentre entre las menos destacadas y con escenas menos felices que las esperadas.