¿Qué tan alto se puede subir luego de haber caído a lo más bajo? Pregunta que puede caerle a la perfección a los personajes de Logan, novena incursión cinematográfica en el universo de los X-Men, y tercera del arco argumental que involucra las historias de Wolverine de modo individual. Por supuesto, y por si no recuerdan las dos películas anteriores de Wolverine, es una pregunta que también les cabría a los productores de esta franquicia que decide, en buena hora, despedirse a lo grande.
De la mano de James Mangold, director de la última e inmirable Wolverine: Inmortal, pero esta vez tomando él mismo las riendas del guion en remplazo de Mark Bomback, Logan se convierte sin dudarlo en el mejor film de la franquicia, y en uno de los mejores productos de su especie.
ar tanto X-Men Orígenes: Wolverine e Inmortal; si algo caracterizó a esta suerte de trilogía, es que poco tuvieron que ver entre sí en cuanto a lineamiento argumental. Cada una se basó en ubicar al personaje interpretado por Hugh Jackman en una aventura diferente que poco se relacionan entre sí, y apenas algo con la otra rama de X-Men general.
Estamos en el año 2024, en sus anteriores películas los X-Men han ido y venido del pasado al presente; pero aquí se nos presenta un futuro muy oscuro. No, nada que ver a un apocalipsis, una guerra devastadora, o un mundo en ruinas, la oscuridad está en los personajes, todo pasa por ellos.
Logan Wolverine está adaptándose a su vida como “más humano”, y se encuentra en la frontera con México, refugiado, en compañía de Caliban (Stephen Merchant) y a cargo del Profesor Xavier (Patrick Stewart). Los años no han pasado en vano ni para Logan ni para Xavier, avejentados, abandonados, Xavier presentando signos de enfermedad y senilidad.
Hay una mujer, Gabriela (Elizabeth Rodriguez), que intenta contactar a Logan para hablarle de la pequeña Laura (Dafne Keen), que necesita de su ayuda; pero la situación no es la mejor. Gabriela necesita que aquel trío lleve a Laura, también mutante – más perseguidos y rechazados por los humanos que nunca – a una zona protegida conocida como Eden… aunque puede ser que esa zona no exista.
Ante todo, Logan no es una película de superhéroes, aunque tiene todo lo que ellas deberían tener. A su modo, con anti héroes y un rechazo por la parafernalia, es una epopeya épica; posee una gran carga dramática emocional; acción que rehúye de lo bombástico; y una creación de personajes fuerte, compleja, y compenetrable.
Wolvie, Xavier, Caliban y Laura emprenden una road movie bestial, huyen de quienes quieren capturarlos (en este punto sí quizás sea adecuado tener algo presente sobre todo la primera trilogía de X-Men), y aprenden a convivir. Si seguimos la carrera de James Mangold, sobre todo cuando tuvo control sobre el guion, veremos que es un gran constructor de personajes, específicamente de emociones; y eso es lo que “sobra” en Logan.
Los personajes no responden a una estructura lineal de mandato a cumplir, hay algo que los motiva, el amor o la compasión (sí, hablamos de una película de X-Men), los lazos que se crean entre ellos y que hace que se quieran defender con garra. También del lado de los villanos hay una correcta construcción.
Aunque con menos presencia, la aparición de un personaje como el Dr. Rice (Richard E. Grant), hiela la sangre mucho más que esos monstruos de aspecto deforme-CGI, su fría humanidad inescrupulosa mete miedo. La narración jamás decae, las escenas de acción – ¡gracias! – son hiper violentas, salvajes, sangrientas, y no tienen grandes reparos en lo qué mostrar; pero no se inclina por un montaje movedizo ni una edición ligera para mantener la atención.
Acá la atención se mantiene porque nos interesa lo que les pasa a los personajes, si hasta se nos puede escapar alguna lágrima. De tono cercano al western, al drama masculino, y con una tensión propia del thriller; tampoco traiciona su origen alejándose (como uno podría suponer de la trilogía de Batman en manos de Christopher Nolan), siempre tenemos presente que estamos en un film de los X-Men, o de Wolverine.
Hugh Jackman entrega al mejor Logan, al más humano, al que más se acerca al primer film dirigido por Bryan Singer (con la que este film tendrá varios puntos en común en cuanto a los tonos), la química con Stewart, con Merchant (buen personaje, suerte de tierno comic relief) y con Keen es brillante.
Patrick Stewart se entrega de corazón a Xavier, tiene comicidad y drama, en una misma escena, de un modo entrañable. Ambos logran las actuaciones de su carrera. Dafne Keen es muy pronto decirlo, pero pareciera una joven promesa, siempre está en personaje. Con una fotografía ruinosa, y una banda sonora que acompaña magistralmente la zona al ritmo de country; todo cumple un rol fundamental en el acabado final.
Logan es una propuesta sin fisuras, que le da a cada uno lo que quiere ver; hay entretenimiento, acción, comedia, suspenso, y drama, y en ninguno flaquea. Finalmente podemos decir que este es el film de Wolverine que queríamos ver.