– Tengo que seguir mi camino.
– ¿Por qué, Shane?
– Cada uno es lo que es, Joey. No se puede romper el molde. Yo lo intenté y no resultó.
– Quédate con nosotros, Shane.
– Joey, matar no es vida. No hay vuelta atrás. Por suerte o por desgracia, yo llevo esa mancha… imborrable. No hay vuelta atrás.
Shane de George Stevens (1953)
Este dialogo será el leitmotiv de Logan y marcará el destino de Laura (interpretada por la joven actriz Dafne Keen) una pequeña mutante clasificada como X-23. Tras haber escapado del laboratorio que la mantenía cautiva y ayudada por una enfermera del lugar, Laura será perseguida por un grupo llamado Los Reavers (algo así como “los raptores”) liderado por Donald Pierce (Boyd Holbrook), un ciborg fanático de Wolverine.
En un fututo donde no han nacido mutantes y acompañada por otros niños que son producto de experimentos científicos, Laura se convertirá en un espécimen de la nueva generación X. En este escenario se cruzará con un viejo Logan (Hugh Jackman) que trabaja como chofer de una limusina para sobrevivir, quien cuida y esconde, junto a Caliban (Stephen Merchant), a un senil Charles Xavier (Patrick Stewart).
A pesar de su condición, el Profesor X logrará convencer a Wolverine de sumarse a la cruzada de Laura para protegerla y llevarla a un lugar de refugio y salvación. A partir de aquí, el desarrollo de la película narrará escapes constantes a pura acción, pero también, habrá lugar para la reflexión y la contemplación.
Durante la persecución Logan no solo confrontará a sus perseguidores, también entrará en juego la lucha contra la vejez, contra un cuerpo que no le responde y contra heridas que cicatrizan de manera lenta. Abatido por tantos años vividos, la eternidad le cae por su propio peso, está solo y comprende que los buenos tiempos no volverán.
Hugh Jackman, una vez más pone el cuerpo para interpretar a este superhéroe y lo hace de manera magnifica. Logra transmitir sus experiencias a través del tiempo, pasando por tres siglos, siendo testigo de guerras, así como de todos los sucesos históricos que fueron transformando al mundo.
Diecisiete años han pasado desde la primera vez en que Wolverine (surgido de los comics de Marvel) es presentado en carne y hueso en la pantalla grande, en la saga X-Men (2000) dirigida por Bryan Singer. El director James Mangold refuerza esa interpretación mostrando el abatimiento que tiene este hombre. Sus miedos, el sufrimiento que siente por estar vivo, haciendo una analogía con los pistoleros de las películas de Western. Escenarios áridos que parecen del viejo oeste, en donde el protagonista enfrenta a sus contendientes y es ovacionado por el pueblo porque protege a los más frágiles. En este caso un grupo de niños.
Sangre, acción y violencia caracterizan a esta película, en la que Wolverine como un animal herido trata de sobrevivir y si tiene que matar para defenderse lo hará una y otra vez. Logan es un filme logrado desde lo técnico, desde el guion y la dirección actoral, pero también es una espectacular despedida del personaje (Jackman y Stewart declararon que no volverán a interpretar a Logan y Charles Xavier).
Un escenario adecuado para mostrar revelaciones, un gran homenaje a las películas del viejo oeste, pero sobre todas las cosas, una muy interesante reflexión sobre encontrar el sentido de lo que hacemos, especialmente cuando entra en confrontación con lo que somos. El director logra una eficaz combinación entre road movie, western, película de superhéroes y drama familiar.
Como dice Shane: … matar no es vida. No hay vuelta atrás. Por suerte o por desgracia, yo llevo esa mancha… imborrable. En esta entrega veremos esa mancha en todo su esplendor, acompañaremos a Logan a cargarla a cuestas, la confrontaremos y la reconoceremos. Logan tendrá un final como solo él lo merece.
Por Mariana Ruiz
@mariana_fruiz