Olympus has Fallen dirigida por Antoine Fuqua, lanzada en 2013, fue una película que tuvo un excelente elenco, no era nada especial, pero divertía. Ahora, siguiendo la máxima de Hollywood de que las continuaciones tienen que ser más grandes, con más peligros, más explosiones, más de todo, llega la secuela, London Has Fallen, dirigida por Babak Najafi, con tantas explosiones y patriotismo que haría que Michael Bay tenga varios orgasmos. De eso se trata básicamente esto, mucho ruido y poco contenido.
La película anterior tenía el foco de acción en la Casa Blanca, ahora en la continuación tenemos a toda Londres como palco de la acción, donde los terroristas aprovechan el velorio del primer ministro inglés, para atacar a los líderes mundiales de las principales potencias del mundo. A partir de ahí vemos como estos terroristas destruyen medio Londres, y como el Presidente de EUA Benjamin Asher (Aaron Eckhart) con el agente Mike Banning (Gerard Butler) hacen de todo para escapar. A pesar de su excelente elenco, no hay mucho para que ellos puedan demostrar su talento, Morgan Freeman, hace su paso competente como siempre, pero sin mucho brillo.
Básicamente ahí tenemos la historia de la película, mostrando un montón de incongruencias y clichés del género. Pero, a diferencia de la primera película, donde las locuras de que alguien invada la Casa Blanca y la destruya, mirándola con muchas ganas, se podría dejar pasar, acá, básicamente los terroristas consiguen deshabilitar un gobierno entero y dejando una ciudad de la importancia de Londres totalmente indefensa, y casi totalmente destruida y sin ninguna fuerza de seguridad activa, sumado a eso un espectáculo de destrucción y escenas de efectos sin fin. El guión, además de todo lo dicho arriba, suma un montón de frases chichés, y de patriotismo barato, tanto del lado de EUA como de los terroristas. Algunos efectos son bien pobres, pero en la parte de acción hasta divierte. Gerard Butler se trasforma en un nuevo Rambo, mata y destruye a todos en su camino.
London Has Fallen termina siendo una continuación más, sin necesidad de serlo, que no presenta nada nuevo, sólo sumando más explosiones y escenas sin sentido.