Un fallido experimento en todo modo, manera y forma.
All by myself
La puerta se cerró. El proyector se encendió y caí en la cuenta: era el único espectador de esta privada. Pasados 20 minutos fui promovido al único ser vivo de la sala dado a que el proyeccionista se retiró; ni él se quiso bancar este bodrio. Una hora más tarde mientras me siento ante el procesador de texto para redactar la reseña caigo en la cuenta de que ésta probablemente sea la única reseña que tenga esta película. Eso me freeza, pienso en redactar una larga carta al CEO and Publisher y a mi Secretario de Redacción proponiéndoles no solo que no se publique esto, sino que no tiene sentido que lo escriba. No fue nadie, no va a hacer mucha diferencia, amén de que suficiente humillación va a tener el realizador cuando se entere que solo una persona fue a la privada de su película. Pero yo sí estuve, yo sí vi la película, y aunque lo que redacte a continuación no sea laudatorio, tengo el deber de hacerlo.
¿Cómo está en el papel?
Según la gacetilla de prensa, al estallar la tercera guerra mundial un grupo de personas busca desesperada una partitura (el final de Turandot de Puccini) dado a que eso salvará al mundo. Si no fuera porque la gente de prensa extendió dicha gacetilla, nunca me hubiera enterado que había una guerra en la trama; porque no hay nada en la trama, o en los personajes o en el escenario que denote que están en una guerra. Está bien que la película sea de bajo presupuesto; pero hacé un poco mierda la casa, poné unos ruidos de aviones o metralletas; no necesitás tener guita para eso. Lo de la búsqueda de la partitura es lo único claro, pero entre principio y final, hay un desarrollo signado por una ensalada de subtramas sin conflicto, sin sentido y mal dialogadas. Hubieran tenido mejor oportunidad si abarcaban a menos personajes. Falla como tema. Falla como trama. Falla.
¿Cómo está en la pantalla?
La técnica no es mucho mejor. La película está filmada en video, y si bien no estoy en contra del formato, la forma en como es utilizada en esta película le daría la razón a todos aquellos puristas del fílmico que se le rebelan. La cámara en mano se nota a cada rato, y es tan constante, así como notoriamente temblorosa, que más que ser experimental termina por parecer un trabajo práctico de escuela de cine. El montaje tampoco los ayuda; es demasiado hiperquinético, desorganizado, y hace cortes a lo pavote. Por el lado de la interpretación no me voy a agarrar con los actores (entre los que figuran Ignacio Huang, de Un Cuento Chino y una foto, no es broma, de Larry de Clay) dado a que no tenían roles jugosos con los cuales trabajar, ni tampoco fueron dirigidos apropiadamente.
Conclusión:
La crítica especializada recibe con los brazos abiertos, tal vez demasiado abiertos, al cine experimental catalogándolo de genialidad. Pero lo que se olvida es que si hablás de experimental, hablás de experimento y los experimentos te pueden salir bien como te pueden salir mal, y esto salió definitivamente mal. El realizador pulió tanto sus laureles previos que el brillo lo cegó y obnubiló su buen sentido. Es probable que diga que soy un pelotudo prejuicioso y que no comprendo su obra. Y tendría razón; no la comprendo. Lo siento Señor Director, y ésta es solo mi opinión, pero no puedo decir que su película es buena, cuando lamentablemente no lo es.