Matando el tiempo
En el año 2044 todavía no existen los viajes en el tiempo, pero en el futuro sí, aunque será ilegal hecerlos. Desde ese futuro la mafia envía a sus enemigos hasta el 2044, donde un asesino a sueldo, conocido como "looper", ejecuta a la víctima. Un crimen perfecto. Excepto por un detalle que rara vez se da, pero que de suceder plantea un serio problema, y es que el looper se reciba a sí mismo como víctima. Es lo que le sucede a Joe (Joseph Gordon-Levitt), quien disfruta de la buena vida gracias al pago por sus asesinatos, hasta que un día se encuentra con él mismo. Old Joe (Bruce Willis) logra escapar de la única solución a la crisis que se plantea, ser eliminado, y así provoca el desequilibrio del estado vigente.
Old Joe llega con un objetivo claro, muy al estilo "Terminator", y no permitirá que ni siquiera él mismo se interponga en su logro. Mientras tanto, otro loopers, comandados por el siempre brillante Jeff Daniels, salen a la caza de los dos tipos que ponen en riesgo el "negocio", sin medir consecuencias.
El filme escrito y dirigido por Rian Johnson plantea más de una paradoja, lógico en todo emprendimiento que juegue con el tiempo y tenga protagonistas que viajen a través de él. Johnson arriesga, juega en el filo y logra salvar su producto gracias a una narración sólida en lo cinematográfico, notables efectos y buen ritmo que consiguen maquillar el disloque temporal.