No son buenas
Estamos ante un filme con actores españoles, mexicanos, brasileños y franceses que hacen de chilenos, pero que hablan en inglés. Es decir, todo muy latino pero a la hora de hablar se usa el lenguaje del patrón. Esto es un inconveniente enorme al momento de adentrarse en el relato, se dificulta aceptar el verosímil planteado desde la geografía del desierto de Atacama,
con personajes bien chilenos, y también un boliviano, todos hablando en inglés. Sencillamente se rompe algo fundamental, lo que tiene que ver con la cultura propia, algo claramente despreciado por la producción de esta película, tal como históricamente ha hecho Hollywood.
La escena en la que se presenta a la francesa Juliette Binoche es tan ridícula que se nos hizo imposible no reir a coro en la privada de prensa. Binoche, tan francesa ella, disfrazada de vendedora de empanadas caminando por las calles de Copiapó al grito de "empanadas, empanadas!", en un acento más que dudoso, dice todo respecto a lo expuesto en el párrafo anterior.
Bien, como sabrá toda persona que no haya vivido en un subte durante los últimos años, en el año 2010 un grupo de mineros chilenos quedó atrapado a 700 metros bajo tierra. Sin víveres suficientes, y a fuerza de fé y unidad, los trabajadores lograron sobrevivir 69 días, el tiempo que los equipos de rescate tardaron en llegar con enormes máquinas perforadoras haste el refugio donde estaban los 33 hombres.
La directora mexicana Patricia Riggen procura marcar el contraste entre la profundidad donde sobreviven los hombres, y la superficie donde sus mujeres, madres y hermanas acampan a la espera de alguna novedad. Con la esperanza como un hilo invisible que une un extremo con el otro, Riggen logra algunos buenos y emotivos momentos a pesar de la mamarrachesca decisión idiomática.
Apenas una líneas antes de comenzar la película hacen saber al espectador que son muchos los mineros que mueren por año alrededor del mundo, debido a la pésimas condiciones de seguridad en las que trabajan, algo que en el caso puntual de esta película apenas de muestra, al pasar. No hay subrayado alguno sobre la corrupción ni sobre la impiedad que las compañías mineras tienen sobre estos hombres a los que consideran descartables. La directora eligió otro rumbo.
Vale destacar las labores del español Mario Casas ("Las Brujas de Zugarramurdi"), el filipino Lou Diamond Phillips ("La Bamba") y la mexicana Cote de Pablo. Antonio Banderas, por su parte, ejerce su conocido y eficaz repertorio, válido para un filme en el que debe ser un líder en condiciones difíciles.
Es el veterano Don Francisco el que completa la paradoja;. un veterano conductor chileno que migró a Miami donde hizo su mayor éxito televisivo. En el filme, Don Francisco es el único que no habla en inglés. Impuso su chileno nativo y debieron subtitularlo.