Si los filmes son alimentos del alma, las películas de superhéroes serían golosinas. Estas deben ser sabrosas, grasosas, llenas de calorías, y muchas veces insalubres inclusive, algunas pueden tener algunos nutrientes, pero no se consumen por ese motivo. Lamentablemente Los 4 Fantásticos no es una golosina, es más bien una galleta sin sal. No alimenta mucho, no nos deja saciados, y no es sabrosa. No tiene los condimentos cocinados en su punto justo para entusiasmarnos, ni para saciarnos, ni para llenar nuestras expectativas. Tiene gusto a poco.
Los 4 fantásticos no es un filme malo per se, es en todo caso un filme fallido. Tiene buenos ingredientes; a saber, buenos actores concorrectas interpretaciones, buena calidad técnica, no tiene huecos de guion que sobresalgan, ni escenas que estén mal filmadas, mal editadas, o con inconsistencias lógicas marcadas. Pero tampoco tiene acción, ni efectos especiales sorprendentes, ni emoción, ni humor, ni escenas espectaculares, ni aventura, ni la emoción del descubrimiento. Ante la falta de entusiasmo que genera, se convierte en un filme bastante soporífero, que garantiza que en cada función de trasnoche haya al menos un miembro de la audiencia que termine cayendo en los brazos de Morfeo.
Quienes no se duerman frente a la espeluznante falta de estímulos del filme en cuestión, es muy probable que lo consideren aburrido, o en caso de que la vean en casa, de que abandonen el visionado. Y ese es el peor pecado que puede cometer un filme de superhéroes, no brindarnos entretenimiento.
Los 4 Fantásticos son un grupo de superhéroes que luego de hacer un viaje a otra dimensión, vuelven traumáticamente, pero con poderes. Cada personaje tendrá una habilidad distinta; estirarse en el caso del protagonista, convertirse en un ser volador rodeado de fuego en otro personaje; ser invisible y crear campos de fuerza en el caso de la mujer; y ser de roca, súper fuerte y aparentemente indestructible, en el único personaje que no es científico pero hace el viaje igual. En ese viaje perderán a uno de los científicos del grupo, bastante asocial, que luego de un año en esa dimensión vuelve superpoderoso, deformado, maligno y con intenciones de destruir y matar todo; un villano totalmente unidimensional y sin una motivación clara.
Además de tener problemas la construcción del personaje del villano, el Dr. Doom, tiene una aparición muy tardía que deja a la película huérfana de un conflicto durante cerca de una hora de metraje, por ende el dramatismo del filme se ve reducido. Y sin un conflicto claro, dos tercios del filme sufren un vacío emocional que hiere de muerte a la cinta, que solo podría ser salvada en el último acto con un clímax atronador, espectacular, dramático y épico; el cual no llega nunca y muestra una batalla final apurada, poco creativa, anodina y sin profundidad, lo cual decreta el deceso final del interés del espectador y por ende la muerte del filme, muy probablemente también de la franquicia, y quizás la de la carrera del director inclusive.
Si la historia de inicio de estos superhéroes fuera más interesante, la película podría haberse salvado, aun cuando no hubiera muchas escenas de acción, y el final no fuera épic. Con personajes más interesantes y una historia de inicio rica en detalles, podría haber pasado lo que sucedió con Iron Man, que dejó gusto a poco en la acción, pero dejó bien establecido al personaje para futuras secuelas. También en Batman Begins hay mucho tiempo de espera para que salga el héroe, pero esa espera está matizada por escenas de drama humano realmente interesantes, que desembocan de manera lógica en el personaje que todos conocemos, y además luego de tomarse ese extenso tiempo para construir el personaje, vienen a continuación varias secuencias que cierran la película con acción de primer nivel, dramatismo y espectacularidad, valía la pena la espera. Pero aquí muchos dirán ¿esto es todo? y será una pregunta más que válida.
En definitiva, con solo 2 escenas de acción y breves para lo que uno espera; este filme que debería ser una rica golosina cinematográfica, es un producto desabrido y poco apetitoso, no se le puede echar solo dos cucharadas de azúcar a un lo que debería ser un postre hipercalórico. No es un filme malo en el sentido concreto de la palabra, no es una comida quemada, o con ingredientes podridos, o que esté rancia, o que tenga hongos, o de mal gusto; es un producto con buenos ingredientes, bien cocinados, pero mal condimentados y mal presentados, que no nos deja gusto a nada, que no es sabroso, que no nos nutre y ni siquiera nos engorda. Es un filme que fotograma a fotograma, nos va decepcionando muy paulatinamente; mientras nos vamos dando cuenta que pagamos por comer una rica torta, pero terminamos comiendo una galleta sin sal.
Cristian Olcina