El más frustrante de los regresos
“Los cuatro fantásticos” cometió el peor de los pecados que puede achacársele a una película de superhéroes: es mortalmente aburrida. Se tomó en serio a sí misma y se sintió obligada a dar mil explicaciones. Eso sólo puede hacerlo Christopher Nolan dirigiendo al Guasón de Heath Ledger, de lo contrario es una ridiculez. Y pensar que el tutorial lo regalan los estudios Marvel. Si Josh Trank hubiera copiado la receta de “Guardianes de la galaxia” y “Ant Man” hoy estarían brindando todos felices y no lamentando uno de los fiascos más notorios del año.
La franquicia empezó de nuevo, se supone que con la intención de elevar los estándares de calidad marcados por las entregas de 2005 y 2007. A la luz de la experiencia, las predecesoras son infinitamente mejores. ¡Y estaba Jessica Alba!
Estos 4 fantásticos no tienen química, seguramente porque nadie entiende muy bien lo que está haciendo ni lo que ocurre. Inexpresivos a más no poder, Miles Teller, Jamie Bell y Kate Mara ruegan para que todo se termine rápido. Michael B. Jordan, quien carga con la polémica suscitada por ser el primer Antorcha negro (hay gente que discute mucho sobre estas cosas) intenta ponerle pilas, y nada. A Toby Kebbell le toca encarnar a uno de los peores villanos que se recuerden.
Hay un problema básico: la historia es malísima y desde allí resulta imposible repechar la cuesta. “Los 4 fantásticos” es tan apática y previsible que hasta se da el lujo de retacear las escenas de acción (¡en una película de superhéroes!). Mejor así, porque puestos a luchar provocan entre risa e indignación.
Cuando un estudio como Fox invierte tantos millones de dólares se supone que los proyectos quedan sometidos a un testeo exhaustivo. ¿Nadie se avivó de que la película es una melodía que conduce a los espectadores a desperdiciar dos preciosas horas de su vida?