Se acusó a las dos películas anteriores con estos personajes de ser “demasiado comedia”. Y resulta que son buenas comedias de aventuras (el dúo Chris Evans-Michael Chiklis será extrañado para siempre). Este “relanzamiento”, por parte de un director interesante que había dado una vuelta de tuerca al tema con Sin límites, es -justamente- limitado. Hay algunos cambios (la Antorcha Humana es afroamericano, en fin...) que no tienen demasiado sentido y, si los efectos especiales son mejores que aquellas dos lindas comedias, se trata de un mérito de ingeniería más que de realización. La historia sobre lo que implica tener un poder especial y tremendo queda esta vez a mitad de camino, a pesar de una buena primera mitad que desemboca en el trompis megafantasioso de rigor sin que por ello crezca en dramatismo (el megatrompis de la primera Los Vengadores, por ejemplo, era pura catarsis de humor y transparencia). No es una película más de superhéroes: es una menos.