En primer lugar nunca fueron realmente ocho, pienso que tiene que ser un juego de palabras que involucre el hecho de que este es el octavo film de Quentin Tarantino, y que para aquellos más estríctos hay personajes que son verdaderamente odiables, más que el resto al menos, sea cual fuese el caso, las matemáticas no me cierran.
Y eso no es lo único que no termina de cerrar en este film, el cual, como es de esperarse, tiene grandes virtudes en lo que respecta a la estructura narrativa, a los diálogos y al desarrollo de los personajes, pero no llega a consolidar una fuerza antagónica, o protagónica, clara puesto que no hay valores sólidos puestos en juego, algo que es fundamental en toda historia para generar empatía y poder predecir el comportamiento humano, y no sea solo un disparate absurdo de temperamentos y voces.
Es muy difícil ser justo en la crítica cuando hablamos de un film de Tarantino y Los 8 más odiados quizás sea el más difícil de todos, esto se debe a la carga metatextual de sus film, la cual reside en el estilo, no se ve un film como este sin pensar en toda la filmografía del director anteriormente, es en pleno conocimiento de los medios de producción que uno estudia las decisiones artísticas, Jamuel L. Jackson, por ejemplo, no es un elemento menor, es el portador de la filosofía criminal, siempre adelantándose a los sucesos, penetrando en psique de los demás, exponiéndolos constantemente a su verdadero rostro. Con Michael Madsen pasa algo similar, lo vemos en todos los films como el agente de la violencia, no en sus actos, la violencia es parte de la mecánica de este universo, sino en una provocación silenciosa que saca lo peor de todos aquellos que lo rodean.
Es así que cuando uno ve Los 8 más odiados, también ve Perros de reserva, Pulp Fiction, Kill Bill, etc.
Ahora bien, ¿dónde el film se traiciona a sí mismo? La violencia es el instrumento con el cual los personajes defienden su integridad, uno es capaz de disfrutarla porque la entiende como inevitable y necesaria, en Los 8 más odiados no es ni lo uno ni lo otro, es parte de la agenda insidiosa de hombres en estado salvaje, en bestias más allá de cualquier redención. La propuesta, un contained thriller mezcla de whodunit, siempre fue la de un relato con personajes sin cenit moral y como el que avisa no traiciona todos los vicios y la decadencia están perdonados. Pero es perdonándolo todo que este film no es suficiente.