Los 8 más odiados

Crítica de Lisandro Liberatto - Alta Peli

Los ocho del patíbulo
La octava película de Quentin Tarantino (no es que las estemos contando, pero el director se encarga de hacérnoslo saber constantemente) es un western bien diferente a su anterior trabajo, Django Sin Cadenas. Situado en el far west post-Guerra Civil, con un elenco amplio de reconocidos y prestigiosos actores, filmada en gloriosos 70 mm, pocas locaciones, una duración cercana a las tres horas (168 minutos), y por momentos más dialogo de lo que la mayoría de los seres humanos pueden soportar, Los 8 más odiados es un film que verdaderamente pondrá a prueba y dividirá hasta a los más fanáticos del realizador de Pulp Fiction y Bastardos sin Gloria.

John Ruth es un caza-recompensas que recorre las frías tierras de Wyoming con su prisionera Daisy Domergue, peligrosa criminal quien va camino a una fatal cita con la horca. Las hostilidades del clima le harán detener su marcha en una cabaña cercana a su destino final, usada como albergue por diferentes viajantes y en la cual se cruzará con un particular grupo de caballeros, con los que deberá convivir durante los próximos días hasta que pase la tormenta. Ahora, como en toda película de Tarantino las cosas no son tan simples. Daisy Domergue no es una prisionera más. Por entregarla viva se paga una exorbitante suma de dinero y cualquier cowboy de poca moral podría matar a Ruth y entregar él mismo a Daisy a la justicia, cobrando lo suficiente como para empezar una nueva vida (allá lejos y hace tiempo, claro). Por desgracia para Ruth, pero para el placer de toda la platea, ese cowboy de poca moral podría estar alojado en la misma cabaña, fingiendo ser alguien quien en realidad no es. Obviamente la gran pregunta es: ¿quien será?.

Los 8 más odiados es una película que nos deja la sensación de estar filmada por Quentin Tarantino para Quentin Tarantino. Como un sueño húmedo que tuvo el director una noche y al despertar al otro día juró transformarlo en realidad. Eso no significa que el público vaya a quedar afuera, pero definitivamente una buena porción tendrá sus reparos para con el film. Como si enumerar tus propias películas no fuera suficiente indicio de un romance a lo Narciso, Quentin se permite un buena variedad de excesos y caprichos que van desde la excesiva duración hasta las interminables lineas de dialogo, sin dejar afuera los 70mm que podrían haber funcionado mejor en Django Sin Cadenas, en lugar de esta cinta filmada un 85% en interiores. Como una Perros de la Calle en el Lejano Oeste, Los 8 más odiados es lo más cerca que estuvo Tarantino de escribir una obra de teatro (existen rumores de que en un futuro podría convertirse en una). En un extenso y muy hablado primer acto se dejan pistas que terminarán por resolverse en el tercero, y donde mientras tanto acompañaremos a ocho odiosos personajes (que en realidad ya de entrada son nueve si contamos al chofer de la carrera) a afrontar su historia y rendir cuentas de su pasado.

Sin embargo, aunque la duración y las largas escenas de dialogo con un simple juego de plano y contraplano podrán poner a prueba la paciencia de muchos, Tarantino se mantiene fiel a su estilo. Los diálogos, rápidos y cargados de vulgaridades, están escrito a la medida de cada personaje y cada palabra es una ventana a su interior que ayuda la construcción. Al mismo tiempo todo el elenco le aporta algo especial a sus personajes, dando suficiente razones para volverlos tan odiosos como el título promete. Dada la duración hay suficiente espacio para que cada uno tenga su momento de atención. Tarantino recupera al Russell más duro que supo filmar grandes westerns como Tombstone, y le entrega a Jackson un personaje ya varias veces visto en la filmografía del guionista y director, pero al que de todas maneras es un regocijo volver a ver en la pantalla. Por su parte Jennifer Jason Leigh logra una merecida nominación al Oscar por su papel de la desquiciad pistolera Daisy Domergue, rol que espero sirva como cambio de rumbo en la carrera de esta últimamente poco utilizada actriz. Y no puedo dejar de hablar de las interpretaciones sin referirme a Walton Goggins, quien vuelve a trabajar con Quentin despues de participar en Django Sin Cadenas, esta vez en un personaje más grande y con mayor construcción, y que no tendría problemas en volver a ver en otra película ya que encaja perfecto en el universo por el que suele moverse su director.

Conclusión
Con Los 8 más odiados daría la sensación que Tarantino busca llevar a su cine a nuevos horizontes, pero sin alejarse de la formula que lo convirtió en uno de los directores más aclamados la actualidad. La película se siente como una mezcla de Perros de la Calle con And Then There Were None de Agatha Christie, libro que maneja una temática similar y que no tan casualmente fue convertido en una obra de teatro algunos años después de su publicación por la misma autora. Tarantino lucha por encontrarse dentro de una propuesta casi teatral, y donde todos los excesos de su cine terminan viéndose como un homenaje a si mismo. Los dialogados, la violencia, incluso hasta el metraje y los benditos 70mm en que fue filmada, todo en Los 8 más odiados está elevado a un nuevo nivel.

Pero si alguien puede filmar un western ultra-violento, largo y hablado hasta por los codos, y así y todo salirse con la suya, sin dudas ese alguien es Quentin Tarantino. Y aunque no estemos ante la presencia de la mejor de sus películas, es una propuesta en la que se lo ve intentando algo diferente, con muchos aciertos entre tantos excesos y manteniendo un buen ritmo a pesar de todo. No resultaría extraño que esto haya servido solo como un ensayo, ya que el director viene amenazando desde hace tiempo con su retiro luego del décimo film, y donde un futuro como dramaturgo no empezaría a sonar tan descabellado.