Ópera Western.
Luego de sorprender gratamente con su reedición de Django, Quentin Tarantino renueva la apuesta con otro western, aunque esta vez la propuesta muestre matices propias de otros géneros. The hateful eight es una película de pistoleros divida en capítulos, que atraviesa su historia con notable eclecticismo. Policial negro, comedia negra, western y thriller; la nueva entrega del máximo revolucionario del cine lo es todo.
Tarantino se toma muchas concesiones en esta oportunidad. Hay planos excesivamente largos y diálogos prescindibles, sobre todo al comienzo, en que se presentan los personajes, pero las deficiencias del filme son compensadas (al igual de lo que sucedió con Bastardos sin Gloria) con escenas quizás insuperables de tensión y acción. Dos horas de película son sublimes. El problema es que la cinta dura más de tres.
Por lo demás, no tengo más que halagos. El director, en el trámite de entretener y sorprender a la audiencia, homenajea a Arthur Conan Doyle, Agatha Christie y Alfred Hitchcock, además de hacer catarsis acerca de un período histórico de la sociedad norteamericana.
A The hateful eight le sobra, notablemente, más de 1 hora de película. Por ese motivo, para mí, está por debajo del alto promedio al que Tarantino nos tiene acostumbrados. De cualquier manera, vale la pena verla, porque no todos los días el cine convencional recibe una cachetada y es sacudido para romper los estándares. Este western atípico logra eso.