“Alguien aquí no es quien dice ser…” declara John “the hangman” Ruth (Kurt Russell) y se siente como si el mismísimo Tarantino le estuviese dedicando esa línea al responsable de filtrar primero el guión y, posteriormente el screener de su octavo film “The H8ful Eight” (“Los ocho más odiados”). Luego de varias idas y vueltas, una supuesta cancelación y numerosas polémicas a su alrededor, llega a nuestras salas esta producción que prometía ser la 8º maravilla en la carrera del director pero que lamentablemente se queda en el camino.
Años después de la guerra civil norteamericana, nos encontramos con un paisaje poco alentador en el crudo invierno de Wyoming. Un plano general de dicho entorno con un crucifijo parcialmente cubierto de nieve, una tormenta que empeora a cada minuto y un viaje a Red Rock en carreta junto al cazarecompensas John Ruth y su prisionera Daisy Domague funcionan como introducción al 1º capítulo de la historia. Obviamente nada sale de acuerdo a lo esperado y el viaje se ve interrumpido cuando otros dos pasajeros Major Marquis Warren y el supuesto Sheriff Chris Mannix piden ayuda para llegar al destino final.
En este 1º capítulo Quentin se toma su tiempo en el desarrollo de la presentación y no es hasta la llegada a la hostería de Minnie que las cosas comienzan a tomar forma (de seso). Las inclemencias climáticas hacen obligatoria la parada en dicho lugar y es aquí en donde el resto de los personajes (y asperezas) comienzan a surgir.
“Los ocho más odiados” cuenta con todos los elementos que conforman una clásica película de Tarantino pero de alguna manera, la interacción e integración de los mismos no logran la naturalidad que sus antecesoras sí lograron, en particular “Perros de la Calle”. La historia arranca de lo general a lo particular, vamos del exterior al interior de manera progresiva y luego la interacción de los personajes se ciñe a las cuatro paredes de una cabaña (una habitación, tal como en Perros). Existen diálogos tenaces pero quizás no tantos como en otras historias (lo cual puede llegar a atribuirse a la clase de personajes a los cuales nos vemos enfrentados), la política vuelve a ser tema central en la dialógica de varios huéspedes y es el elemento más interesante que une -y divide- a los mismos.
Si bien la trama se entiende sin necesidad de acarrear un contexto histórico, el conocer los hechos que la preceden y ciertos términos que se mencionan en repetidas oportunidades, ayudaría a disfrutar un poco más de su contenido. Y esa es quizás una de las fallas de esta película, por momentos sobran explicaciones acerca de determinadas situaciones y por momentos faltan. La división de la trama en capítulos se hace totalmente innecesaria y la inclusión de una voz en off llegando casi al final de la película altera considerablemente el ritmo de la misma.
A pesar de estar protagonizada por un elenco de grandes como Kurt Russell, Samuel L Jackson, Jennifer Jason Leigh, Tim Roth y Bruce Dern entre otros, los personajes presentados no logran empatizar con la audiencia y, para la mitad de la película, el destino de los mismos resulta importar poco. Es destacable la labor Dern (“Nebraska“) quien con pocas lineas y mucha expresión logra transmitir todo y más. Roth encanta con un acento británico exquisito pero su personaje se asemeja demasiado al entrañable Dr. Schultz de “Django desencadenad0” y es aquí en donde se entiende que Quentin está cada vez más sumido en su propio (y caprichoso) mundo.
Filmada en unos gloriosos 70 mm (que no lograremos ver en nuestras salas) “Los ocho más odiados” es visualmente brillante, la fotografía y los planos son exquisitos y vienen acompañados de un score a la medida por parte de Ennio Morricone. Sin embargo tanto esplendor sensorial parece compensar una carencia de contenido y el exceso gore al cual nos vemos expuestos. Quizás muchos argumenten que dicho exceso es una marca registrada de Tarantino y si bien la violencia siempre tuvo lugar en sus narraciones, su tratamiento siempre fue mucho más “medido” y acertado. Éste no resulta ser el caso.
Para los amantes del género y los seguidores de Tarantino “Los ocho más odiados” merece ser vista en cine pero vayan sabiendo que no es una de sus obras maestras sino más bien su vástago caprichoso.