Les estereotipes
Los Adoptantes es una comedia que tiene las clavijas del género bien ajustadas. Desde la primera escena ya se acomodan las cartas de los personajes, de sus objetivos y del tono de la historia. Martín (Diego Gentile) es un presentador de programas de entretenimientos en un canal de TV, mientras que Leonardo (Rafael Spregelburd) es un pequeño productor agropecuario. Forman una pareja que busca dar un salto en su relación. Ese salto no comprende la misma dirección para cada uno. Leonardo quiere casarse pero Martín tiene un deseo desesperado de adoptar cuanto antes. Si bien en un principio existe el deseo de ambos de iniciar el proceso de adopción, las tensiones se manifestarán hasta alcanzar un quiebre en la pareja.
La productora Oh My Gómez, realizadora de diferentes películas que apoyan la diversidad (Plan B de Marco Berger, por ejemplo), apuesta en esta comedia al mainstream, en una búsqueda por captar cierto público ávido de este género y que ha logrado algunos pequeños éxitos en los últimos años para el Cine Argentino. Ahí, en el tono bien de fórmula, es donde Los Adoptantes pierde su frescura, la oportunidad de narrar la historia de una pareja de hombres en el camino sinuoso de la adopción; y esto arraiga en que se preocupa mucho más en mantener ciertos estereotipos bien marcados, por ejemplo la representación de los dos protagonistas: Martín es el artista sensible y quien, por supuesto, impulsa en la práctica la voluntad de adoptar. Leonardo es el recio y el que se vale de un trabajo de fuerza en el campo. Incluso en el physique du rôle de cada uno se percibe esta estrategia bien encapsulada. Cuando la película intenta desplazarse de este camino bien delimitado roza el ridículo. Allí aparece el personaje de Florencia Peña buscando sacar provecho del pobre Martín, emocionalmente desequilibrado por varias cuestiones. La mejor de las interpretaciones la da Soledad Silveyra como madre de Martín. Lamentablemente, su tiempo en pantalla se reduce a un puñado de escenas.
El desperdicio de una buena premisa es lo que se erige como resultante de esta historia algo televisiva y poco profunda sobre una problemática como es la adopción, pero también con lo que sucede con una pareja del mismo sexo que busca cobijar en su hogar a un niño, niña o adolescente. La sensación final es que, en la sustancia narrativa, daba lo mismo que los personajes representen a una pareja del mismo sexo o no; en ningún momento se presentan obstáculos por ser gay ni tampoco hay situaciones de homofobia. Ni siquiera el Estado objeta o retrasa instancias para seguir el trámite de adopción. Los riesgos dramáticos que surgen son ajenos a los conflictos internos de los personajes. En una película que propone la urgente ampliación de derechos, considerando las tensiones provocadas en un sentido sociológico, el resultado es fallido. Ni hablar de que ambos son parte de una configuración socioeconómica también estereotipada, que hemos visto hasta el cansancio en tiras diarias y novelas. Los Adoptantes es correcta en sus formas pero el problema de su abordaje diluye las intenciones nobles que poseía desde su sinopsis.