Master en paternidad
Los adoptantes (2019), realizada por el director de arte Daniel Gimelberg (El último Elvis), posee la virtud de construir un relato desprejuiciado acerca de un tema sensible como la adopción, sumando un código en clave comedia que potencia la naturalidad con la que se lleva adelante la relación de los protagonistas y la narración.
La propuesta, que desarrolla las idas y venidas en una pareja interpretada por Diego Gentile y Rafael Spregelburd, derriba, por primera vez, censuras autoimpuestas en el cine argentino mainstream, por definirlo de alguna manera, sobre la representación del amor entre hombres y aquellos estereotipos a los que se debería ajustar siendo gays los protagonistas.
Si en los años ochenta Otra historia de amor (1986) o Adiós Roberto (1985) acercaban una imagen lavada, alejada de la realidad LGBT, acá la abierta pareja que además desea adoptar un hijo para ampliar su vínculo, responde a un modelo que suma status social, dinero, y roles que en otros momentos serían impensados para los personajes.
La pareja tiene sexo, se busca, se desea, se ama, con la misma intensidad que pelean, gritan y transitan sus vidas personales luchando por sus sueños e ideales. El quiebre principal de la propuesta es la construcción precisa y detallada de cada rol, los que, sin prejuicios, avanzan con un contraste día/noche para sumar dinamismo al film.
Martín (Gentile) es un exitoso conductor de televisión, con una exposición muy grande, que se encuentra en el momento clave de su carrera, mientras que Leonardo (Spregelburd) se encarga de llevar adelante las tareas rurales en un campo de su propiedad. Durante el día cada uno se dedica a lo suyo, mientras que por las noches la cena es el lugar para debatir sus deseos y anhelos profundos. Cuando el tema de adoptar a un hijo comienza a circular entre ellos, no sólo las diferencias aflorarán, sino que la participación de familiares, amigos y algunos entrometidos complicarán todo, otorgándole a Los adoptantes la posibilidad de jugar con el vodevil, el humor físico y hasta el gag que refuerzan, desde lo simple del humor, su mensaje integrador.
Algunos agregados, como personajes que están a la “pesca” del éxito de Martín (Florencia Peña), el empleado que desea conseguir más en su trabajo (Guillermo Arengo), el jefe que busca explotar el costado más mediático de Martín (Agustín Radagast), la hermana conflictuada y conflictiva (Valeria Lois), la madre que no quiere compromisos (Soledad Silveyra), componen obstáculos y posibilidades para continuar el relato.
Mención especial a la dirección de arte de Romina Del Prete, quien construye el universo de la pareja sin medios tonos, con una plástica estridente que acompaña el ánimo de los protagonistas y un cuidado en detalles que posibilitan un nivel de verosimilitud de la historia aún mayor.
Los adoptantes transita el humor con mensajes sobre la diversidad como hasta ahora no se había trabajado, buceando en la comedia más popular, para, justamente, amplificar la llegada de su discurso, el que, por momentos deja el costado más gracioso, invitando a reflexionar sobre un tema que ha sido motivo de discusión y lo seguirá siendo, la adopción.