DICK, (SOBRE)EXPLICADO Y TRASCENDENTE
La obra de Philip K. Dick se ha convertido -por las ingeniosas y provocativas ideas de sus "conceptos"- en fuente de inspiración inagotable para una industria ávida de propuestas. En este caso, el guionista de La nueva gran estafa y Bourne: el ultimátum apeló para su debut en la dirección a Adjustement Team, un cuento de 1954 en el que se trabaja sobre la idea de que hay un grupo de superpoderosos agentes encargados de manejar el devenir de la raza humana para evitar que la misma caiga en el caos autodestructivo.
Ambientada en la Nueva York contemporánea, Los agentes del destino tiene como protagonista a David Norris (Matt Damon), un chico rebelde de la política que se ha convertido en el legislador más joven de los Estados Unidos pero que corre el riesgo de dilapidar su carisma por cierta tendencia a los excesos. que se enamora de Elise Sellas (Emily Blunt), una ascendente bailarina inglesa. Entre ambos surge una intensa pasión, pero allí aparecerá el "equipo de ajuste" para impedir que la relación prospere. No conviene adelantar nada más. El film tiene ciertos hallazgos visuales, algunos esbozos inquietantes en su mirada existencialista, pero Nolfi cede a una doble tentación que termina por arruinar buena parte del interés: se vuelve didáctico (todo es explicado hasta el detalle) y, para peor, se pone solemne y trascendente. Esa excesiva autoimportancia es la que termina transformando a lo que en principio parecía como un buen entretenimiento con toques de romance, comedia y ciencia ficción en un film pretencioso pero que, en definitiva, termina resultando bastante banal.