Los amantes pasajeros

Crítica de Alejandro Castañeda - El Día

ALMODOVAR LEVANTA VUELO

A Amodóvar le gusta que su cine nade contra la corriente. En pleno jolgorio español redondeó sus filmes más oscuros: “La buena educación”, “Los abrazos rotos” y “La piel que habito”, títulos que parecían haberle puesto un manto de gravedad a tantas películas zumbonas y desfachatadas que le dieron identidad a su cine. Y ahora que en España hay más nubarrones que soles, el manchego parece haber vuelto a sus historias más simples y más vulgares con esta comedia que a su manera es una alegoría desaforada sobre la España de estos días. Nos presenta un viaje accidentado, con una nave que se llama Península y unos pilotos que no saben comandarla en medio de la zozobra, con terribles secretos entre los que conducen, con sectores poderosos (la clase business) llena de agachadas y con el resto del pasaje narcotizado, para que no sufran y nada sepan. Comedia liviana, que no termina de soltarse, con mucho estribillo gay y un libertinaje de cabotaje que alcanza para que Almodóvar recupere la fragancia de sus primeros títulos, aunque uno añore la frescura, la gracia y las sorpresas de aquellos tiempos.