Pedro Almodóvar vuelve a la comedia para desarrollar una propuesta que parodia la crisis española, pero que es, sin lugar a dudas, de lo más regular y flojo de su filmografía. Una cinta que desaprovecha el virtuosismo de sus personajes secundarios y que se centra demasiado en las aventuras sexuales de los protagonistas. No es el Almodóvar distinto, divertido, colorido o curioso de los últimos años.