El primer error que puede cometer el espectador antes de entrar en el cine es pensar que va a ver una buena película. Que un director tenga experiencia, sea reconocido de forma internacional y con un gran bagaje en la industria cinematográfica no significa que de vez en cuando no haga algún trabajo para "pasar el rato". Y eso es Los amantes pasajeros: una forma como cualquier otra de mantenerse ocupado; el único recurso que se le puede haber ocurrido a alguien para emplear en una película a unos cuantos amigos; o simplemente la mejor y más fácil manera de hacer caja. Si con ello, además, se puede aprovechar la ocasión para reivindicar lo gay en su vertiente más cómica y hacer también un poco de crítica nacional, pues mejor.
Con todo, si hay algún calificativo que le viene perfecto a este film es divertida y muy, muy Almodóvar. La selección de actores es estupenda, todos (o casi todos) muy convincentes en su papel, entre los que destaco a Antonio de la Torre (perfecto en su prototipo de homosexual normal y centrado). La actuación musical tampoco tiene desperdicio y el argumento, aunque simple y predecible, está bien elaborado y contado.
Una artista con prácticas chantajistas, un asesino a sueldo, una vidente virgen, un banquero corrupto, un actor infiel y una pareja de recién casados comparten junto a la tripulación de mando las tensiones de un avión con una seria avería en pleno vuelo. El sexo, que tampoco podía faltar, es un elemento principal que se pone en práctica de forma generalizada y también -cómo no- bajo los efectos de drogas.
Desenfadada y sin pretensiones, hay que reconocer que tiene el mérito de no tomarse a sí misma muy en serio; una práctica que todo el mundo debería imitar sin importar su puesto o estatus.
Siendo en España y hasta la fecha la película más taquillera de este director, está hecha para reír un poco y pasar un rato agradable; eso sí, a uno le tiene que gustar el estilo. Para ir al cine está bien, pero si alguien se quiere ahorrar el dinero y esperar a que salga en vídeo o en televisión, tampoco pasa nada.