Fui con muchas expectativa a sala a ver "Los Amantes Pasajeros". Sabía que Pedro (Almodovar), había hecho un producto muy internacional, global, comercial y después de "La piel que habito", estaba convencido de que iba a pasarla muy bien en sala: comedia de enrededos con tinte sexual, actores predispuestos a abordar la homosexualidad desde un costado simpático y divertido... Pero no.
Es cierto que este nuevo opus de uno de los grandes cineastas españoles de las últimas décadas, está filmado con oficio, conserva todas sus marcas de calidad (esas que lo hicieron ser quien es), y presenta un conglomerado de estrellas dispuestas a reirse de sí mismas, en voz alta.
Sin embargo, la liviandad de los conflictos presentados, el tono de desparpajo presentado y los previsibles líneas que traen los protagonistas de esta comedia pseudo coral, la alejan de los mejores trabajos del director. "Los amantes pasajeros" es un film de transición, un espacio chiquito donde hay una historia simple, algunas pequeñas vueltas de tuerca, y mucho colorido, pero poca sustancia. Si el propósito es sólo divertir, cuesta encontrar escenas desopilantes.
Hay un puñado de cuadros bien planteados (el ya conocido de los azafatos haciendo la coreografía de "I'm so excited", que terminó dando su título en inglés para el estreno en USA), algunos personajes muy almodovarianos (Javier Cámara, algún rasgo de Cecilia Roth), pero lejos del histrionismo de sus perfiles más agudos. En definitiva, la cuestión es entenderla como un divertimento personal del director. Un recreo, dentro de una filmografía increíble. Porque nadie va aquí a negar los valores de Almodovar. Es más, sólo por eso, uno ya debería pagar entrada e ir a sala. La historia, ya la conocen, un vuelo a México.
En el avión, muchos personajes que van por distintos negocios a América Central (desde España), pero, a poco de despegar, vamos entendiendo que los que conducen los destinos del avión, no son precisamente muy confiables. La tripulación, es... bueno, muy especial. Hay un poco de todo, romances de toda clase, dramas personales, intercambios pasionales, el menú habitual de Pedro, sin preocuparse mucho ni por la prolijidad en el relato ni por la intensidad.
El vuelo tendrá problemas y a partir de estar en el aire mucho tiempo, aflorarán los conflictos entre la tripulación principal y algunos pasajeros. Todo, matizado con buena música y tragos, por supuesto (jugo de naranja con todo lo que se les ocurra...)... Si buscan pasar un buen rato, es probable que "Los amantes pasajeros" les robe alguna sonrisa. También, si no son habitués del cine de Almodovar, que haya algún giro que los sorprenda en el final. En cambio, si lo siguen desde sus inicios, les parecerá una propuesta sin fibra, con poco sabor.
Tiene todos los elementos de la receta clásica a los que nos acostumbró, pero dista de ser de sus más logrados trabajos. Aún así, puede que les regale un buen rato si van predispuestos.