Un hombre atrapado en la ambigüedad
Dividido en el amor hacia dos mujeres diferentes, el drama del protagonista se devela en una trama que construye el número dos del título original. El dilema entre los mandatos y el deseo se instala con fuerza en la vida del joven.
Hay situaciones que pueden llegar a confundir al potencial espectador. Y es esto lo que debo tener presente en este primer tramo de la nota. Ni el título del film, con el que se presenta en nuestro país, ni el afiche que se exhibe en las diferentes salas acercan algún tipo de planteo sobre lo que se juega en el film. Antes bien, se ha preferido destacar la presencia del primer actor y de una de las actrices que lo acompaña en el film, si bien el nombre original del film es Two lovers.
Y es que el número dos va construyendo la matriz del relato de este hombre joven, que ya desde la primera secuencia del film se encuentra en una situación límite, algo que se hará presente en la última parte del mismo, ya sobre el final. Ese número dos se va desplegando desde la información que se nos proporciona, sobre el diagnóstico clínico del personaje, Leonard, y de su relación pendular con dos mujeres, Michelle y Sandra que pasan a ingresar, por diferentes carriles, a su vida.
Los amantes es un film que se puede definir como un drama o un melodrama contenido que debe leerse desde la relación con el número dos, lo que va provocando una serie de cambios y situaciones que nos llevan a comprender más las conductas de sus personajes, desde el reclamo y la necesidad de ser amado.
El número dos instalará un constante dilema en la vida de Leonard, quien deberá escuchar ciertas imposiciones familiares que, finalmente, y marcadas por la fusión de intereses económicos, hará que una primera mujer, Sandra, admiradora de La novicia rebelde de Robert Wise, comience a estar a su lado, de la misma manera que, al principio, lo está su habitual medicación.
Ante la mirada de los padres, que reorganizan su seguridad a partir del encuentro de Leonard con Sandra, llegará esa vecina, para ellos, una intrusa, a quien él llegó a conocer en una situación de conflicto y tensión. Su vecina de enfrente, cuya ventana mira desde la parte superior hacia la de él, lo que permite ir trazando en el film una construcción en espejo.
Los amantes es un film que abre permanentemente, desde los cambios bruscos de posición, numerosos interrogantes. Narrado particularmente en interiores, en los días cercanos a las fiestas epifánicas de Navidad y Año Nuevo, el film del co guionista y realizador James Gray mantiene ese medio tono y ese matiz de azul grisáceo que permite que asome un sentimiento de melancolía.
Nada convencional encontramos en esta historia que adquiere momentos de tensión callada, que marca dos polos de atracción de diferente signo en la vida de este hombre, dependiente del negocio de su padre que un día deberá escuchar un interrogatorio por parte de quien podrá ser su futuro suegro; encontrando comprensión en la actitud de su madre.
Si una pregunta atraviesa el film es, quizá, cómo vemos a los otros, cómo nos ven los demás. En este juego de miradas, de desvíos, se va instalando ante el espectador un sentimiento de incertidumbre; en un formato que, a primera vista, podría ubicarse en la marca de la comedia romántica. Pero en tal caso aquí, lo romántico escapa de su concepción habitual y adquiere una densidad existencial.
Una voz inicial, en la primera situación límite, una voz que expresa un sentimiento que deseaba escucharse y la presencia de un guante devuelto por las olas actúan como elementos de enlace que se abren a la ambigüedad de la mirada final del protagonista.