Bendita adolescencia. Crítica de “Los Amores de Charlotte” de Sophie Lorain.I
Tres amigas adolescentes entran a un negocio de juguetes donde descubren que los empleados son muy atractivos y deciden pedir trabajo allí para sumarse al equipo y lograr conocerlos. Por Bruno Calabrese.
Charlotte (Marguerite Bouchard) se entera que Samuel (Alexandre Cabana), su novio de varios años. Para cualquiera puede ser simplemente un desengaño amoroso, o un fracaso, pero para ella no. Catalogada como una persona que, según ella misma, se vuelve demasiado ” emocionalmente dependiente “de una pareja. Entonces, después de una larga velada de porros y bebidas alcohólicas con sus mejores amigas Aube (Rose Adam) y Megane (Romane Denis), Charlotte acepta el desafío de esta última de tener un poco de sexo de rebote sin ataduras. Para bien o para mal, encuentra un lugar donde las oportunidades para tales encuentros son casi ilimitadas: una tienda de juguetes gigante atendida por chicos mayores guapos y amigables.
Las tres chicas solicitan trabajo en una juguetería, cuya oferta de chicos es variada y para todos los gustos.Hasta que un coqueteo con un joven llamado Francis (Anthony Therrien) hace que Charlotte no se resista a los avances y caiga en sus brazos, exclamando a Megane y Aube: “Sentí emociones con Sam. Ahora estoy teniendo orgasmos”. Cuando pronto espía a Francis poniendo exactamente los mismos movimientos sobre otra chica, no desperdicia energía en la indignación o los sentimientos heridos como otros tiempos y pasa rápidamente al siguiente chico.
A partir de ahí, “Los Amores de Charlotte” se convierte en una comedia dramática sobre amigos, chismes, sentimientos y sexo. Errores y argumentos juveniles identificables o relevantes para la mezquindad entre adultos, junto con tres chicas que tropiezan con enamoramientos, mal sexo, líneas borrosas entre amigos y parejas sexuales. Pero por mucho que los chicos hablen a espaldas de las chicas, la película muestra que las chicas son igual de culpables al llamarse mutuamente a las zorras para humillar a otras
Aube, la chica alta y callada del grupo, encarna casi todas las inseguridades que pudimos haber sentido sobre nuestros cuerpos. Mientras Charlotte se muestra como la joven que aún tiene mucho que aprender sobre el amor y la vida. Megane es la revolucionaria que lucha contra el sistema, que sostien que para ser feliz uno no necesita enamorarse, pero a la vez se debate entre sus propias inseguridades e indefiniciones, como usar un buzo con la imagen de Micke y segundos después florearse con un gorro con la imagen del Che Guevara. Las naturalidad de las actuaciones de Bouchard, Adam y Denis hacen de estos personajes algo encantador y completamente atractivos
Filmada en blanco y negro, la película se siente moderna y romántica, pero también tiene mucho humor en la forma en que la película captura esta incómoda etapa intermedia de la vida. Los personajes participan en comportamientos de adultos mientras trabajan entre los juguetes de los niños, una metáfora visual de la adolescencia. Ciertas escenas representan convenciones de comedias románticas, como cuando Charlotte tiene sentimientos reales por uno de sus compañeros de trabajo. Otros momentos se burlan de los aspectos animales de nuestros rituales de apareamiento, como las técnicas de coqueteo de elegir a la persona de la que estás enamorado o cuando los chicos se reúnen para mirar a las nuevas chicas en su recorrido por la tienda.
“Los Amores de Charlotte” es fresca y divertida. Una comedia que desafia de manera seria pero lúdica los injustos vestigios del patriarcado y que se apoya en la frescura de sus tres protagonista para sacarnos una sonrisa y reflexionar sobre la dificil transisión que significa la adolescencia.
Puntaje: 80/100.