Las chicas solo quieren divertirse
Adolescencia, renacimiento e información nueva que asimilar de manera abrupta; todo confluye en un ensayo con altibajos, dolor y cuestionamientos existenciales. Sophie Lorain (directora y guionista) capta esto con honestidad, sin restricciones y demostrando que se puede hacer una comedia interesante para adolescentes.
La película cuenta la historia de Charlotte (Marguerite Bouchard) y sus dos amigas: Mégane (Romane Denis), la anarquista que no cree en el amor y Auben (Rose Adam), la tímida y romántica. Un día, al pasar por una juguetería, descubren el atractivo de sus empleados y solicitan trabajo en ese negocio que las contrata por una temporada. Charlotte, decide explorar allí su libertad y su sexualidad al tratar de superar una reciente ruptura amorosa, hasta que se cuestiona si no ha ido demasiado lejos.
Rodada en blanco y negro, de una saturación suave y un excelente control de la exposición de la luz se obtiene una estética ensoñadora, llena de destellos y brillos, deslumbrantes como el florecer de las protagonistas. De igual manera, la directora sorprende con el uso creativo del espacio y los alcances de la cámara, sobre todo en la juguetería para aportando dinamismo a la simpleza de la trama. Juega con encuadres y el montaje, ralentis, que consiguen enfatizar la seriedad en medio de la comedia.
Bravo por el elenco joven cuyas interpretaciones son bastante competentes y entretenidas, unos de sus grandes pilares junto al guión cargado de metáforas (incluso musicales) alusivas no solo al amor y el sexo sino también a la adultez y la niñez, algo que representa muy bien el público y la condición de los personajes que atraviesan esa difusa línea de la adolescencia.
Charlotte a du fun (2018) se pone en los zapatos de su target al abordar conceptos adultos y serios de manera realista, los límites entre la amistad y el sexo, la doble moral y los prejuicios impuestos hacia las mujeres, para escucharlos ahora desde una voz joven sin infantilizar.