Primer plano de Kristen Stewart mirando a cámara: “Las mujeres pueden hacer cualquier cosa”. La primera línea de la película deja en claro que Los ángeles de Charlie modelo 2019 se inscribe en la línea del feminismo pirotécnico que viene asolando a Hollywood desde el MeToo a esta parte. Es parte de la demagogia de una industria machista que intenta mostrar que aprendió la lección y sabe modificar el rumbo a tiempo. Una sobreactuación que no hace más que levantar sospechas sobre cuán genuino es el cambio de paradigma.
El auge del feminismo, sumado a la hiperexplotación de marcas instaladas, hicieron que una nueva Los ángeles de Charlie se cayera de maduro. Pero a diferencia de lo que había sucedido con las primeras dos películas basadas en la serie de los ’70 (de 2000 y 2003, con Cameron Diaz, Lucy Liu y Drew Barrymore), tanto la dirección como el guion estuvieron a cargo de una mujer, la actriz Elizabeth Banks (además, interpreta a la jefa Bosley).
Ahí se avizora un cambio real: pareciera que las cineastas empiezan a tener más oportunidades. Bienvenida la igualdad. ¿Garantiza esto mayor calidad? Desde ya que no, y menos en productos industriales como estos, donde meten la cuchara decenas de ejecutivos.
La mayor parte de los personajes masculinos son cretinos, malvados o torpes, o las tres cosas a la vez. “Un hombre te puede amar y quererte muerta”, sentencia una de las chicas. En contrapartida, las mujeres son valientes, graciosas, inteligentes. Es decir: sororidad y empoderamiento de trazo grueso. Al principio hay, incluso, un clip incrustado a cuento de nada que muestra la potencialidad de las mujeres, como si se tratara de la publicidad de algún producto femenino.
De todos modos, no hay que perder de vista que ésta es una comedia de acción. Y, como tal, se supone que sus objetivos primarios son divertir y entretener. Pero no cumple ninguno de los dos. El aburrimiento es el único resultado posible de la fórmula que suma viajes por el mundo (Hamburgo, Estambul, Río, Berlín), persecuciones automovilísticas, tiros y peleas cuerpo a cuerpo coreografiadas.
Stewart, la única estrella de este nuevo elenco angelical, pone en juego su talento de comediante y hace lo que puede para sostener la gracia de un guion que no se arriesga al delirio, sino que apenas incluye chistes para condimentar una aventura seria y remanida. Por supuesto, no faltan los guiños a la serie y a las películas anteriores. Que, debemos admitirlo, tampoco eran una genialidad.