¿Hacía falta reflotar la saga? ¿No alcanzaba con los fallidos anteriores?
Bien, parece que a los productores hollywoodenses no.
A ciencia cierta no se puede tener certeza si esto se deba al agotamiento de ideas originales o a la facilidad de recurrir a textos anteriores, en este caso basados en una serie de TV de los años ‘70/80, como queda dicho ya lo hicieron, esta es la tercera re-versión de la serie en formato cinematográfico.
Sólo que en este caso las modificaciones realizadas sobre el original apenas producen un alejamiento de la “ingenuidad” que presentaba la serie.
El intento primordial es enarbolar la bandera del poder femenino, pero recurrir a denostar al masculino para sostenerlo termina siendo casi contraproducente.
Enrolada en lo que podría denominarse una comedia de acción, no es ni una ni la otra, no hay nada que mueva el mínimo gesto de sonreír y las acciones, la mayoría bien coreografiadas, no establecen ninguna novedad.
La historia tampoco juega en algo diferente, un descubrimiento humanitario, en este caso relacionado a la energía, que en las manos equivocadas podría utilizarse para la destrucción del planeta, como si no alcanzara con muchos de los jefes de estado actuales.
Sumémosle que en su estructura aparece como variable al juego de espías, la traición tratando de emular a “Misión imposible” (1996) de Brian De Palma, sin lógralo o establecer a una persona común y corriente, muy inteligente por cierto, como lo es Elena Houglin (Naomi Scott) en una situación extraordinaria y que sin mediar nada se convierte de ingeniera, científica, en una especie de Ripley a ultranza, convirtiéndose en casi otro “Ángel”.
La directora Elizabeth Banks, en su segunda oportunidad detrás de cámara, pero en su primera experiencia como guionista, no pierde el pulso para las escenas de acción en tanto montaje de las mismas, pero transitando una estructura clásica de desarrollo lineal, fracasa en el establecimiento de cierto interés, sea por un guión plagado de lugares comunes en tanto diálogos, sea por que el énfasis esta puesto en mostrar a las mujeres como superpoderosas.
Asimismo la directora se preservo un personaje secundario para ella, el mismo no carece de importancia, uno más de los tantos Bosley que se han establecido en el mundo, ya no es un personaje sino un cargo casi militar dentro de la estructura de la agencia cuyo jefe sigo siendo Charlie.
El filme abre con Sabina Wilson (Kristen Stewart) en una escena que conjuga todo aquello que después intentara desplegar el filme, si bien la actriz hace un despliegue de su talento no puede sostener el filme, (¿o será que le perdono todo?) ni con la ayuda de Jane Kano (Ella Balinska) su antagonista al iniciar el filme, devenida en compañera en la nueva aventura y amiga fiel después, claro.
El original y legendario John Bosley (Patrick Stewart) pasa a retiro, lo jubilan, pero un desafortunado episodio hará que deban volver a recurrir a su experiencia.
Vueltas de tuerca tan previsibles como ridículas, para colmo esplicadas verbalmente, terminan por producir un tedio pocas veces visto y sufrido.
Para ser una comedia de acción su humor es demasiado naif y las escenas de acción, como queda dicho, bien realizadas pero insustanciales