En los 70, Los Ángeles de Charlie tenía como protagonistas a mujeres hermosas y una leve trama de acción como excusa. En 2000,Cameron Diaz y Drew Barrymore la llevaron al cine en forma de comedia de acción que coqueteaba con el feminismo (de la corriente Destiny's Child), otorgaba un mayor poder a las tres mujeres en el centro de la historia y aprovechaba al máximo el talento cómico de las actrices (tuvo una secuela en 2003).
La nueva versión de Ángeles de Charlie subraya hasta el hartazgo intenciones feministas que no logran salir de lo superficial. Cada escena le grita al espectador que no se preocupe, que el juego de poner a tres mujeres hermosas con diferentes looks peleando contra hombres malignos es empoderamiento y no una rendición ante las reglas de Hollywood. Las actrices siguen siendo bellezas del tipo que podrían participar del ahora extinto desfile de una famosa marca de ropa interior, aunque con mayor diversidad étnica, pero hay un esfuerzo constante en remarcar que son mucho más que eso.
Todo esto resulta forzado y distrae de los aspectos más entretenidos de la película como las secuencias de acción, en las que Elizabeth Banks demuestra ser una directora más que competente. Teniendo en cuenta la carrera de la realizadora como comediante, es curioso que los aspectos cómicos del film no funcionen tan bien como los de acción. Kristen Stewart es una gran actriz dramática, pero el material no la ayuda a llevar ese talento hacia el terreno de la comedia, mientras que Naomi Scott, quien ya llamaba la atención en Aladdín, sí se perfila como una actriz que puede brillar como comediante.