Con un guion lamentable y con ideas narrativas que brillan por su ausencia, este reboot de Los Ángeles de Charlie queda en el debe total y la convierten en una de las peores películas del año.
“Los Ángeles de Charlie” supo ser una serie de TV que tuvo su época de esplendor desde mediados de los 70 hasta los primeros años de los 80. Usando los elementos más clásicos de las películas como James Bond y combinándolos con la moda y la seducción, este grupo supo ganarse miles de adeptos a lo largo de todo el mundo y su irrupción en la cultura seriéfila fue inmediata y total a tal punto que hoy en las pantallas de Estados Unidos se sigue transmitiendo la serie. Casi 20 años después de la finalización del show televisivo, llegó a todo el mundo la película de Los Ángeles para intentar ganarse una vez más al público. Si bien esa obra, junto con su secuela de 2003, no fueron grandes películas, su propósito se cumplió y gracias a las interpretaciones de Drew Barrimore, Lucy Liu y Cameron Díaz el público reaccionó de la mejor manera y pudo acercarse, de una manera bastante fiel, a lo que fue la serie original. Pero como Hollywood sigue haciendo de las suyas, ahora le llegó el turno de tener a ésta saga un nuevo re-lanzamiento cinematográfico del trío femenino de espías más conocido de la cultura popular a manos de Elizabeth Banks, quien escribe, dirige y co-protagoniza el film.
En esta oportunidad, Los Ángeles de Charlie (Charlie´s Angels) se encargará de contar cómo se conoce el nuevo trío de protagonistas, en contrapunto de cómo fue siempre enfocado el grupo. En éste trío ya hay dos miembros que trabajan juntas: Sabina (Kristen Stewart) y Jane (Ella Baliska). Ambas trabajan para la corporación Townsend, una empresa que se dedica a resolver crímenes utilizando métodos poco ortodoxos. Esta compañía está liderada por el enigmático Charlie, quién sólo se comunica por mensajes de voz pero que a lo largo de todo el mundo, las diferentes “sucursales” de la empresa están sub-dirigidas por un Bosley. Nuestro dúo protagonista entrará en juego cuando la vida de Elena (Naomi Scott), una ingeniera que está diseñando un prototipo de inteligencia artificial que puede controlar múltiples sistemas tecnológicos, se ponga en peligro. Con Elena en pleno riesgo, Sabina y Jane deberán lidiar con sus diferencias y junto con su Bosley (Elizabeth Banks) proteger a Elena y porqué no, prepararla para que se convierta en un Ángel.
Este re-lanzamiento de Los Ángeles de Charlie está muy lejos de ser y provocar lo que la serie de TV o incluso las películas del 2000 supieron lograr. El principal motivo por el que la película hace agua desde el arranque, literalmente, es por la pobre escritura de un guion que no sólo se basa en los lugares comunes sino que también se abusa de querer transmitir un mensaje, bastante claro, pero que sólo tiene a representarlo de la manera más superficial que se le pueda imaginar. La película deambula en su totalidad por diferentes locaciones sin ningún tipo de sentido argumental o narrativo, es la típica producción que sirve más como gacetilla de viajes que cómo obra que quiere contar una historia. El montaje es realmente vergonzoso a tal punto que en los cortes de plano se ven las discontinuidades temporales, sin contar claro los cortes sin sentido que sólo funcionan, a priori, para las escenas de acción pero que sólo están de relleno y que en ninguno de esos momentos se logran distinguir que sucede, a quienes le suceden o cómo suceden. El argumento y cómo es llevado a cabo puede analizarse desde dos aspectos: Principalmente hay que decir que la trama general no es nada novedosa, de hecho bastante se asemeja a la primera película de McG del 2000. Por los lugares por donde transita, personajes complementarios y vestuarios incluidos. Básicamente la trama y su resolución, plot twist (previsibles) mediante, son extrañamente similares. Por otro lado y a pesar de todo esto, la película no se torna aburrida y si bien es pasajera, olvidable y superficial, es entretenida al fin.
Quizás el error más grave en esta obra no tenga que ver con lo argumental o con los caminos por donde transita la historia, sino con algo que es incluso más palpable o perceptible que algo analizable. Ese algo es la química entre las protagonistas, un elemento clave que acá se ve ausente en todo momento y por más escenas que pretendan ser conmovedoras y quieran hacer ver que hay algún tipo de lazo entre personajes, dicho vínculo es inexistente. Esa sensación merece la pena ser mencionada ya que uno de los grandes aciertos de las películas anteriores era la gran química que había entre las actrices y realmente parecía que eran “hermanas”, algo que está película quiere transmitir desde el discurso pero que en los hechos queda muy lejos. Otro motivo, de menor valía pero igual de importante, es el hecho de querer transformar algo “local”, pequeño y secreto a todo lo contrario.
Las actuaciones se ven perjudicadas por el guion y a pesar de contar con un elenco de actrices con buenos pergaminos, nadie en toda la película puede concretar un trabajo concreto como para ser destacable. Quizás, por una cuestión más de ganas que de trabajo concreto, Naomi Scott sea quién más intenta salvar la producción. A ella se la nota comprometida con la causa e incluso hasta “sobre comprometida” porque esa intensidad que demuestra a veces le juega en contra. Las otras dos actrices principales se muestran más sobrias en su labor pero menos comprometidas con la causa. Ni siquiera la propia Elizabeth Banks logra transponer sus ganas para tener un personaje concreto y sin fisuras.
Este re-lanzamiento de Los Ángeles de Charlie está muy lejos de ser una fiel representación de la idea original de la serie y a su vez también es un muy floja película per se. Un guion mediocre, actuaciones que no están a la altura y un subtexto claro y con fuerza pero superficial son las principales fallas de una película que hace agua por todos lados.