Los años más bellos de una vida, Crítica.
En una de las secuelas románticas más alejadas temporalmente de la original (53 años), Claude Lelouch continua, de manera realista y minimalista, la historia de amor contada en "Un hombre y una mujer" (1966)
Joaquín Viloria Hace 2 semanas 0 31
El cine romántico es uno de los géneros con más clichés y prejuicios que hay dentro de la industria, debido al montón de cintas que, bajo esta premisa, están repletas de escenas cursis, peleas sin sentido, con un drama desmesurado e injustificable. Los años más bellos de una vida, película francesa dirigida por Claude Lelouch, saltea todos estos prejuicios y logra un verdadero romance.
LOS AÑOS MÁS BELLOS DE UNA VIDA - Tráiler - YouTube
La historia es, de arranque, muy distinta a lo que acostumbra este estilo: los protagonistas no son ni adolescentes en celo ni una joven pareja de amantes, sino que son dos ancianos. Ellos son los mismísimos Jean Louis Duroc y Anne Gauthier, los personajes del filme “Un hombre y una mujer” (1966), por lo que sería una secuela muy realista, con los mismos actores originales 53 años después.
Lo mejor del guion es que no se enrosca en dramas innecesarios, no trata de complejizar demasiado y no cuenta con historias paralelas que a nadie le interesan, sino que centra todo en Jean Louis y ese viejo amor que supo ser Anne, amor que se refleja en la película original.
En este caso, el protagonista ya tiene 87 años y está internado en un asilo, ya que sufre de alzheimer. Debido a que su memoria se está deteriorando, su hijo Antoine (protagonizado por el mismo actor que en el filme de 1966, cuando tenía solo 5 años), decide ir a buscar aquella mujer que su padre amó tanto en el pasado, cuando era un famoso piloto de carreras.
Y eso es todo, no tiene grandes sobresaltos, tramas paralelas, ni un final inesperado. El director cuenta una historia de amor entre dos personas que, avanzados en su edad, recuerdan, justamente, los años más bellos de su vida. No queda muy claro que parte del filme es real y que es imaginación de Jean Louis, que puede olvidar que cenó ayer pero nunca a su amor de hace 50 años.