Crítica de El último duelo. Ridley Scott trata de reinventar el cine de época medieval con un cast de lujo. Joaquín Viloria Hace 1 semana 0 41 La mayoría de las películas que retratan la edad media tienen un eje claro: las guerras. Esto se da comunmente porque es lo que más caracterizó a esta oscura época de la humanidad, junto con las grandes pestes. El último duelo, bajo la dirección de Ridley Scott, está cruzado naturalmente por los conflictos bélicos, pero la historia que cuenta pasa por otro lado. El último duelo', el primer caso de 'Me Too' de la historia que se resolvió a golpe de espada El filme retrata la historia, basada en hechos reales, de Marguerite de Carrouges (Jodie Comer), que acusa de violación a Jacques Le Gris (Adam Driver). Debido a que no le creen, el esposo de Marguerite, Jean de Carrouges (Matt Damon) retará a un duelo a muerte a su mejor amigo, para demostrar que su mujer tiene razón. Lo mejor de esta cinta, además de un fabuloso elenco, que tiene a Ben Affleck haciendo un papel de reparto como Conde Pierre d’Alençon, es la manera en la que cuenta este relato. En vez de hacerlo de forma lineal, con un principio, un desarrollo y un final, contado desde una sola perspectiva, Scott prefiere contar la historia de Marguerite desde tres miradas distintas. Tras mostrarnos una imagen de lo que luego sería el duelo entre Le Gris y Carrouges, el guion se encarga de mostrar, detalladamente, como fue la secuencia desde que estos dos se hicieron amigos hasta el momento del duelo, desde la mirada de cada uno. Además, cuenta con una tercera mirada, la de la mismísima Marguerite. Es innegable que por momentos ciertas escenas se vuelven aburridas, sobre todo cuandoCrítica de 'El último duelo', de Ridley Scott, desde Venecia aparecen en la pantalla por tercera vez, pero la riqueza se encuentra en las pequeñas diferencias que se pueden encontrar en los relatos de cada personaje: en cada versión, cambia quién es el villano, el culpable, el violento o el héroe, pero los hechos en general son los mismos. Con momentos de relleno que la estiran demasiado, El último duelo resulta ser una muy buena obra para Ridley Scott, ya que logra graficar lo que tuvo que padecer Marguerite de Carrouges desde 3 perspectivas distintas, lo que da mucha claridad en los hechos. Con aciertos y errores, logra su cometido, entretiene y va un poco más allá de lo tradicional.
“Nocturna, la noche del hombre grande”, crítica. El director Gonzalo Calzada, de la mano de “Pepe”Soriano, llega a romper las barreras del cine de terror con una obra innovadora. Joaquín Viloria Hace 1 semana 0 96 Por el cine nacional pasaron cientos de películas, desde obras de arte hasta piezas que no fueron de las mejores, pero si hay algo que es difícil, tras más de 100 años de filmes argentinos, es hacer algo totalmente innovador. “Nocturna, la noche del hombre grande”, dirigida por Gonzalo Calzada, no solamente logra traer algo distinto en cuanto a la trama, sino que tiene tantos elementos poca o nunca antes vistos que termina sorprendiendo, de manera positiva, en todos los sentidos. Nocturna, La Noche del hombre grande – La Puerta Cinematográfica El filme trata sobre Ulises (José “Pepe”Soriano), un anciano de casi 100 años. En un principio, parece que el destino de esta cinta es ser meramente nostálgica, contando la historia de un señor que, con demencia senil, trata de sortear los problemas que representan olvidarse de las cosas, pero no, nada más lejos de la realidad. La historia sí retrata a Ulises, un señor que está cerca de su muerte debido a su edad y encima sufre de delirios, pero es justamente esa demencia la que lo envuelve en una noche de terror, donde van apareciendo elementos que lo irán asustando y confundiendo, y no solo a él, sino que al espectador. Es eso, el no saber que es real o no, lo que mantiene la tensión, sin perder la emotividad de los recuerdos de su infancia. La actuación de Soriano es fenomenal, porque retrata a la perfección la situación de Ulises, pero no solo desde la perspectiva del otro, en tercera persona, sino que muestra cómo es estar dentro de la cabeza de él, que piensa, que siente, es tan realista que uno en ciertas ocasiones olvida que está viendo una película. Por momentos, es una cinta de terror, con instantes de verdadero miedo y tensión, pero nunca se pierde ese lado emotivo, que es en realidad el eje de la película: Ulises se olvida lo que hace cada cierto tiempo, pero no deja de recordar su infancia, a sus hijos, a su esposa, y todos los errores y heridas que quedaron sin sanar. El filme es realmente fenomenal, las actuaciones son creíbles, el guion es emocionante, la ambientación es perfecta, nunca se pierde el misticismo, el terror ni la tensión. La mejor parte es que, en otro acto de innovación, “Nocturna, la noche del hombre grande” tendrá un lado B, sí, como en los discos de música, que contará esta misma historia desde otra perspectiva. Lo más importante es que el cine nacional tiene una nueva joya que atesorar y que no tiene nada que envidiarle a las grandes producciones hollywoodenses, ya que con un presupuesto mucho menor, el director Gonzalo Calzada logró hacer una película de terror fantástico que, a diferencia de la mayoría de estas, está llena de emotividad y nostalgia, que deja un hermoso mensaje.
Los años más bellos de una vida, Crítica. En una de las secuelas románticas más alejadas temporalmente de la original (53 años), Claude Lelouch continua, de manera realista y minimalista, la historia de amor contada en "Un hombre y una mujer" (1966) Joaquín Viloria Hace 2 semanas 0 31 El cine romántico es uno de los géneros con más clichés y prejuicios que hay dentro de la industria, debido al montón de cintas que, bajo esta premisa, están repletas de escenas cursis, peleas sin sentido, con un drama desmesurado e injustificable. Los años más bellos de una vida, película francesa dirigida por Claude Lelouch, saltea todos estos prejuicios y logra un verdadero romance. LOS AÑOS MÁS BELLOS DE UNA VIDA - Tráiler - YouTube La historia es, de arranque, muy distinta a lo que acostumbra este estilo: los protagonistas no son ni adolescentes en celo ni una joven pareja de amantes, sino que son dos ancianos. Ellos son los mismísimos Jean Louis Duroc y Anne Gauthier, los personajes del filme “Un hombre y una mujer” (1966), por lo que sería una secuela muy realista, con los mismos actores originales 53 años después. Lo mejor del guion es que no se enrosca en dramas innecesarios, no trata de complejizar demasiado y no cuenta con historias paralelas que a nadie le interesan, sino que centra todo en Jean Louis y ese viejo amor que supo ser Anne, amor que se refleja en la película original. En este caso, el protagonista ya tiene 87 años y está internado en un asilo, ya que sufre de alzheimer. Debido a que su memoria se está deteriorando, su hijo Antoine (protagonizado por el mismo actor que en el filme de 1966, cuando tenía solo 5 años), decide ir a buscar aquella mujer que su padre amó tanto en el pasado, cuando era un famoso piloto de carreras. Y eso es todo, no tiene grandes sobresaltos, tramas paralelas, ni un final inesperado. El director cuenta una historia de amor entre dos personas que, avanzados en su edad, recuerdan, justamente, los años más bellos de su vida. No queda muy claro que parte del filme es real y que es imaginación de Jean Louis, que puede olvidar que cenó ayer pero nunca a su amor de hace 50 años.
Crítica de Infidelidad Mortal. El filme dirigido por Víctor García peca en varios momentos pero logra su objetivo. Joaquín Viloria Hace 7 días 0 50 Cuando se trata de un thriller, lo más importante es que tanto el guion, como las actuaciones, como la música, hagan que el espectador no se levante de la silla en ningún momento, jugando todo el tiempo con lo que puede pasar o no. Infidelidad Mortal, dirigida por el español Víctor García, tiene algunas fallas y elementos que podrían haberse ejecutado de mejor manera, pero si hay algo que logra a la perfección es generar suspenso. An Affair to Die For ( 2019 ) - Palomitacas El eje de la película es bastante simple: Holly (Claire Forlani) se escapa de su hogar con la excusa de una conferencia, para verse con su amante en un lujoso hotel en Aspen. Todo parecía ir bien, hasta que, al parecer, su esposo Russell (Titus Welliver) se entera de la infidelidad de su esposa, lo cual es el puntapié para que esa escapada se convierta en una verdadera estadía de terror. A partir de ese momento la intensidad va a subir y subir, sin dar ni un respiro, con un juego tenebroso donde los únicos protagonistas en cámara son Holly y Everett (Jake Abel), que no pueden pedir ayuda a nadie porque, aparentemente, sus familias corren peligro. Sí es verdad que varias escenas se vuelven poco realistas, ya que los protagonistas podrían haber salido de ciertos problemas con soluciones bastante obvias, pero esas escenas quedan tapadas por la tensión y el misticismo que rodea a esta pareja de amantes. En ningún momento es fácil adivinar quién es realmente el villano, quién es el que organizó minuciosamente esa estadía en el hotel para que tanto Holly como Everett se torturen a sí mismos y entre ellos. Los minutos pasan y las posibilidades de quién está detrás de todo van aumentando, y aunque cada descubrimiento del espectador parece ser totalmente revelador, aparece una nueva sorpresa que arruina la teoría. No es el mejor thriller de la historia, tiene varios errores en el guion y algunas escenas forzadas, tampoco las actuaciones son para llevarse el Oscar, pero la realidad es que la cinta cumple el objetivo a la perfección: entretiene. No se estanca en ningún punto, no se queda en diálogos eternos ni en escenas cursis, va directo al grano y logra despistar con varios giros de trama para llegar decentemente al final.
Crítica de After. Almas perdidas. La tercer parte de la saga romántica llega a los cines, con mucho drama y poco guion. Joaquín Viloria Hace 1 semana 0 55 A la hora de realizar una secuela, más si es la tercera parte de una saga, no solo se tiene que ser coherente con la trama de la película en sí, sino que hay que entenderla como un todo. A pesar de esto, generalmente suelen tener la misma estructura que cualquier cinta, con un inicio, un desarrollo y un final. En el caso de After. Almas perdidas, la tercera entrega basada en las novelas de Anna Todd, no respeta ese esquema, que no es necesariamente malo, si se hubiera ejecutado bien. Ya está aquí el tráiler de 'After. Almas Perdidas' El filme arranca sin vacilar, sin explicar nada, retomando donde quedó el tomo anterior. La protagonista es Tessa (Josephine Langford) que se reencuentra con su padre tras nueve años. Uno esperaría que ese reencuentro y esa relación sería clave en el desarrollo, pero salvo en esas escenas iniciales, casi que no se vuelve a tocar el tema, no se le da más importancia. La verdadera cuestión es que Tess recibió una oferta laboral de Seattle y a su novio, Hardin (Josephine Langford), no le hace mucha gracia. El error de esta cinta está justamente en laAfter 3: Almas Perdidas': fecha de estreno, tráiler... trama principal, ya que nunca ahonda en por qué en la pareja estelar hay tanto drama, por qué se esconden secretos y viven discutiendo, no hay una motivación real para que esto suceda. La cronología a partir de ahí es más o menos la misma: pelea por una mentira, reconciliación, pelea por una mentira, reconciliación, y así hasta el final. La película descansa por momentos en Landon (Chance Perdomo), un amigo de la pareja, que le da ratos cómicos a un drama interminable y exagerado. El error no es que se peleen, sino que no está explicado el motivo de estas peleas y mucho menos el de las reconciliaciones. Los actores de 'After. Almas perdidas' desvelan los secretos del final de la saga y de su fiesta de Halloween - eCarteleraHacia el “Final”, que se puede llamar así solo por un tema cronológico, el guion prepara todo para la revelación de un oscuro secreto, que se supone que daría el impacto necesario para esperar con ansias la siguiente entrega. En realidad, lo que pasa es que terminan haciendo una revelación bastante obvia, y el cierre no tiene nada que ver con el desarrollo. En resumen, After. Almas perdidas es un intento de ser una película de transición entre las primeras dos entregas y las que seguramente vendrán, que no resuelve conflictos del pasado y tampoco genera muchas expectativas a futuro. El problema no es que no respeten la estructura tradicional, sino que en los 99 minutos de duración no hay sobresaltos ni giros de trama, el guión es flojo y las actuaciones en muchos momentos son poco convincentes.