Un hombre y una mujer narra el vínculo entre Anne Gauthier y Jean-Louis Duroc, y como el encuentro casual de estos viudos derivaba en una pasión arrolladora e inmediata. Pero esa relación, fruto del drama, parecía una dicha no merecida. Fue todo un éxito en aquel 1966, obtuvo la Palma de Oro en Cannes, dos premios Oscar y catapultó a los protagonistas (Aimée y Trintignant) al estrellato, e hizo de su director uno los más famosos del cine francés. Qué decir de los millones de discos vendidos con la pegadiza melodía de Francis Lai. Claude Lelouch prosiguió su trayectoria por momentos más vinculado al éxito que a la calidad artística pero con otro hito como Los unos y los otros, y en 1986 reunió nuevamente a la pareja que le dio fama en una secuela que fue un fracaso e hizo añorar la búsqueda expresiva, si bien almibarada, del original. Lelouch declaró “siempre me dirijo al corazón antes que al intelecto”, cuando lo entrevistó LA NACION.
Hoy 55 años más tarde –y a 53 de cuando se estrenó en Cannes 2019– el film permite reencontrar a Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée, en una suerte de agridulce y tierna evocación de un tiempo ido. El Jean-Louis de ficción transcurre sus días en una residencia geriátrica donde su memoria flaquea pero sus olvidos no incluyen a la que fue su gran amor. Y es por eso que su hijo Antoine (el mismo Antoine Sire, retomando el papel que hizo cuando niño), decide buscar a Anne y pedirle que le haga una visita casi terapéutica. En un primer momento Jean-Louis no reconoce que está de nuevo junto a Anne aunque gradualmente vivirá su reencuentro, incluso revisitando aquellos sitios del joven amor (remarcados por secuencias del film original y olvidando su secuela).
Aún con los momentos de excesivo sentimentalismo que son característicos de su autor, quienes posean entre sus buenos recuerdos a la película de 1966 se emocionarán ante estas memorias testamentarias de sus personajes presentadas con melancólico humor y sin tristeza. La música de Francis Lai sigue allí, enmarcando este curioso aunque emotivo homenaje de Claude Lelouch a sus personajes más célebres y, por sobre todo, aunque no se tenga a aquél film como una pieza de colección, permite disfrutar de la química intacta que devuelven Jean-Louis Trintignant (actuales 90) y Anouk Aimée (hoy de 89), que con sólo una mirada actualizan sus poderosas leyendas actorales a través del tiempo.