El abrazo
Con Los árboles (2017), primer largo documental de Mariano Luque tras dos logradas ficciones (Salsipuedes, 2012; Otra madre, 2017), el director cordobés aborda, desde una primera persona en fuera de campo, el acercamiento que mantuvo a la historia de su abuelo Macías, padre de 17 hijos (el mayor de 70 y la menor de 14) con quien no tuvo mucha relación como tampoco con gran parte de la descendencia que lo hereda.
La historia de Macías es digna de una película. Paisajista cordobés, fue el progenitor de 17 hijos. En épocas de bonanzas pudo comprar un campo en Pan de Azúcar, cerca de Cosquín, al que llamó "El silencio" y pobló con diversas especies de árboles. De la misma manera que pobló al mundo de una descendencia frondosa. Antes de su muerte, a los 90 años, pidió que la urna con sus cenizas sea enterrada debajo de un cedro para cuando este crezca las raíces lo abracen. Hoy gran parte de esa numerosa familia pasa sus días en “El silencio” mientras contempla el árbol que abraza al patriarca.
Los árboles mantiene la impronta que Luque impuso a lo largo de su corta pero potente obra. Retratos honestos sobre situaciones cotidianas que se manifiestan en relaciones complejas o atípicas. Acá, el conflicto, si lo hay, está puesto en la distancia que se da en una familia numerosa donde, por diferentes motivos, no todos sus miembros han llegado a conocerse. El director aprovecha su historia personal no solo para adentrarse en la vida de su abuelo sino para acercarse, tímidamente, como un temeroso observador, a la vida de los miembros más chicos de esa familia. Tíos y primos a los que no conoce y de los que nada sabe.
La cámara se posa sobre cada uno, distante y modesta, para ir descubriendo, al igual que el propio Luque, como son, que les gusta, de que trabajan, a que juegan y que puede tener en común un grupo de personas a las que solo las une un lazo sanguíneo, y un árbol que los abraza como al viejo Macías.