Alocada y divertida búsqueda del tesoro que consagra a sus realizadores
Los creadores de la elogiada “7 Cajas” (2014), Tana Schémbori y Juan Carlos Maneglia, estuvieron frente a su mayor desafío luego del semejante éxito de público y críticas que obtuvieron por su ópera prima. Y ese reto fue cómo seguir filmando ahora que las expectativas de todos son mucho más altas, donde tienen que demostrar. y demostrarse. que aquello no fue producto de un momento de lucidez y creatividad, sino que realmente hay materia prima para seguir generando películas que sean del agrado del espectador.
¡Y vaya si lo consiguieron! Pudieron reinventarse cambiando el género cinematográfico, de un thriller pasaron a una comedia donde conserva el espíritu de la anterior, pero consiguieron un mayor presupuesto para su realización, y eso se nota.
Como punto de partida para desarrollar éste film recordaron una leyenda urbana que se transmite de generación en generación, algo que no se sabe si es verdad o no, pero por las dudas se cree en eso, que son tesoros guardados bajo tierra en distintos sitios del Paraguay luego de la guerra de la Triple Alianza. ocurrida en 1870.
Quien se carga con la responsabilidad y la ambición de encontrar ese tesoro, que perseguía su abuelo, es Manu (Tomás Arredondo), un joven que de día trabaja de canillita y de noche estudia. Vive con su familia, sin padre, en una humilde casa, a la que le está por llegar el agua de la inundación que asola a su barrio dentro de Asunción.
Pero como Manu no puede afrontarlo solo encuentra la ayuda de su amigo Fito (Christian Ferreira), y del veterano Don Elio (Mario Toñanez) que actúa como una suerte de guía para interpretar los mapas y conocer esa ancestral fábula.
Este grupo de entusiastas novatos sabe muy bien lo que quiere, aunque sean torpes y sin recursos económicos, operando sin claudicar en el intento de desenterrar la plata ybyguy, pese a estar localizada dentro de la embajada de un país africano no identificado.
Toda la historia es una sucesión de inconvenientes que, gracias a la buena suerte y las casualidades, van encadenando escena tras escena con situaciones que justifican lo visto. o escuchado anteriormente, respaldando sólidamente la trama, con un ritmo vertiginoso que en pocas ocasiones nos da un respiro.
Realmente se convierte en una alocada y divertida búsqueda del tesoro urbana donde se plasma de manera equitativa la solidaridad de unos y la codicia de otros mediante personajes que se van incorporándose a la historia necesariamente, porque también le imprimen a la narración una gran cuota de preponderancia jerarquizándola, no están de adorno, cada uno de ellos es un engranaje fundamental de esta máquina, ideada con un guión muy bien pensado, elaborado y ejecutado, donde los directores salen victoriosos en la realización de su segundo largometraje.