Dice la leyenda que durante la Guerra de la Triple Alianza(1864-1870) fueron escondidos bajo tierra en Paraguay tesoros llenos de joyas para que no cayeran en manos enemigas. A partir de esa creencia popular, los codirectores de la exitosa 7 cajas, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, filmaron una historia que, si bien carece de la tensión, la sensación de urgencia, la credibilidad y el encanto de aquella película de 2012, resulta bastante entretenida, posee una cuidada narración y regala una impecable factura técnica.
El protagonista es Manu (Tomás Arreondo), un veinteañero de condición muy humilde que trabaja como repartidor de diarios en bicicleta para ayudar a su atareada madre soltera, a su muy pequeño hermano y a sus abuelos. Precisamente es su abuelo -que ha perdido el habla- quien le regala un viejo libro para su cumpleaños. De entre sus páginas se desprenden una fotografía y un mapa que podría indicar la ubicación del tesoro.
Más allá de ciertos resquemores iniciales, Manu, su simpático amigo Fito (Christian Ferreira), un más experimentado buscador de riquezas llamado Don Elio (Mario Toñanez) e Ilu (Cecilia Torres), una empleada doméstica, iniciarán un intrincado derrotero. No se trata de niños siguiendo pistas para obtener unas golosinas de premio, sino de personajes que enfrentan riesgos bastante más extremos. Así, Los buscadores recupera el placer por el género de aventuras con espíritu lúdico y algunos buenos pasos de comedia. Para el cine latinoamericano en general y el paraguayo en particular no se trata de un mérito menor.