Luego del éxito de "7 Cajas", Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori redoblan la apuesta con Los Buscadores, una propuesta que mezcla varios géneros para entregar un combo explosivo. Cuando decimos que el cine latinoamericano se encuentra en uno de sus mejores momentos, nos referimos a acontecimientos como estos.
La filmografía paraguaya no es lo que se dice precisamente extensa. Recién en 1978 lograron tener su primer largometraje íntegramente producido en el país, "Cerro Corá", y de ahí, pasarían otros diez años hasta lograr una nueva producción. Por eso, cuando en 2012 se estrenó "7 Cajas" fue todo un acontecimiento.
La película, primera filmada en digital en el país, recogió elogios por todos lados, la crítica la adoró, y el público no solo la convirtió en el más taquillero de la historia de ese país (destronando nada menos que a "Titanic"), sino que no hicieron más que recomendarla. "7 Cajas" no solo fue un éxito local. País en el que se estrenó, rompió récords de taquilla.
Acá en Argentina alcanzó un record de semanas de permanencia en salas, y no solo no disminuyó su convocatoria, semana a semana se iban agregando salas nuevas. Decirle suceso es poco. ¿Qué es lo que convirtió a 7 cajas en ese tanque imparable?
Su frescura, su honestidad, y la posibilidad de verse en pantalla sin filtros y sin necesidad de ser declamatorio. Seis años después (cinco en verdad, porque la película se estrenó en su país en 2017), su pareja de directores, Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori presentan su segunda película," Los buscadores", y lo primero que hay que decir (además de que repitieron el taquillazo) es que no se durmieron en los laureles, desde todo punto de vista, subieron peldaños.
Si "7 Cajas" presentaba una propuesta que integraba la comedia, el drama social, y la acción en dosis exactas; en "Los buscadores" suman a ese mismo combo la aventura, el suspenso, y un tono que puede ser visto como familiar sin menospreciar.
Es imposible no trazar un paralelo entre ambas, pareciera existir una línea conductora. Si en "7 cajas" se recurría a mostrar la problemática de las mulas de barrios bajos en las ferias locales con todo su pintoresquismo, en "Los buscadores" se apunta a mirar hacia el interior de la propia historia del país sin dejar de lado la observación social.
Nuevamente hablamos de una construcción coral, en este caso aún más notoria.
El mito de un tesoro nacional conocido como Plata Yvyguy (plata enterrada), que data de la época de la triple Alianza, supuestamente enterrado en algún paraje paraguayo, identificado con un extraño fulgor, circula la película y es lo que aglutina todas las historias. Manu (Tomás Arrebondo) es un joven repartidor de diarios que se gana la vida día a día, y pasa sus tiempos libres con Fito (Christian Ferreira). En la primer secuencia, vimos como un descubrimiento arqueológico pudo haber despertado la peor codicia entre dos excavadores.
Todo eso, nos lleva nuevamente a Manu, que ahora recibe de su abuelo senil un libro de historia paraguaya en el que de casualidad, cree haber encontrado un mapa que puede conducir hasta uno de los plata yvyguy. Lo que empieza como una posibilidad muy remota, casi de fantasía, cada vez se va convirtiendo en algo más concreto, y al dúo de Manu y Fito se les unirá Don Elio (Mario Toñanez) el anticuario que parece saber mucho de la historia de los tesoros. Por otro lado, nos encontramos a Ilu (Cecilia Torres) una mucama de la embajada de un país africano.
Terca y reacia a cualquier tipo de contacto.
Que sólo vive para trabajar y mantener a los suyos, y el único respiro que tiene son las charlas con su amiga del trabajo.
¿Qué une a Ilu con el resto de la historia? Manu se enamora perdidamente de ella ni bien la ve en su recorrida como diariero, pero llu ni piensa en aflojar. Manu e Ilu son los motores conductores de Los Buscadores, pero junto a ellos hay muchísimos personajes secundarios, y lo positivo es que cada uno tiene su desarrollo particular, y hasta algún arco narrativo paralelo.
De este modo, "Los Buscadores" se convierte en un fresco de la vida en las afueras de Asunción, pero sin caer en golpes bajos, ni lugares comunes del miserabilismo. Ni se disfraza la condición humilde sus personajes, ni se regodea en ella. Los expone tal cual son, con mucha frescura y honestidad, sin dejar de lado una crítica social interesante sobre el modo de vida en esa zona, y las diferencias de clases entre el interior y el exterior de la embajada.
Los buscadores puede tener paralelismos lejanos en la novela Un crimen secundario de Marcelo Birmajer, o más cercano en la excelente y menospreciada miniserie Las huellas del secretario. Esa idea de permitirse un revisionismo histórico sin caer en didactismos ni el polvo de los manuales de historia, recurriendo a la aventura del conocimiento y a la riqueza material.
Hablamos de una película permanentemente dinámica.
Sin recurrir a esa cámara en mano convulsiva de "7 cajas". Aquí el movimiento está en la historia, en el brío de los diálogos, y en el hecho de que todo el tiempo está ocurriendo algo. Lo que comienza como una comedia (con bastante de romántica no empalagosa), deriva en un film de aventuras, y pronto le abre paso a un film de suspenso.
Siempre con el drama presente. "Los buscadores" muta continuamente, y ningún género lo aborda a la ligera siempre lo hace con conocimiento.
Otro aporte fundamental será la creación de personajes, rebosantes de carisma. No nos va a ser para nada difícil empatizar con Manu, Ilu, Fito, Don Elio, el guardia de seguridad, la amiga de Ilu, la hermana trans, y hasta los supuestos “villanos” (que no son tal) también son seres muy queribles.
Permanentemente se nos instala una sonrisa, nos alegramos con lo que les pasa, vibramos en la butaca con los acontecimientos, nos aferramos con la acción y el suspenso, y hasta aplaudimos o nos reímos a carcajadas con algunas escenas que son para el recuerdo.
Tal cual sucedía en "7 cajas", Maneglia y Schembori demuestran tener una gran mano en la dirección de actores, y entre todos se logra una interpretación actoral creíble, querible y armónica. Nadie desentona. Con una puesta correcta y precisa, que no necesita de grandes alardes ni efectos para introducir una gran cuota de aventura, sino de un exacto timing para el ritmo narrativo y la composición de imagen logrando algo profundamente cinematográfico y cautivante.
"Los buscadores" completa así un cuadro destinado a ser un clásico inmediato de la filmografía del Conosur.