Los buscadores es la nueva película de Juan Carlos Maneglia y Tana Schémbori, la dupla de directores paraguaya que realizó la recordada 7 cajas, una de las producciones más relevantes en la historia cinematográfica de su país, que gozó de un éxito y repercusión considerable, logrando poner en foco al cine de Paraguay en diferentes partes del mundo, un dato nada menor, ya que el cine paraguayo no ha tenido tanta historia como otros en el continente.
Este segundo largometraje de Maneglia y Schémbori trata sobre la historia de Manu (Tomás Arredondo), un joven canillita que está sumamente interesado en la búsqueda de un tesoro de plata yvyguy que data de 1870, en la época de la Guerra de la Triple Alianza, y que hasta la actualidad sigue siendo un misterio sin resolver que despierta un montón de preguntas y bosquejos indescifrables. Nuestro protagonista empezará a visibilizar la posibilidad de encontrar dicho tesoro, tomando como fuente de información la aparición de un libro y un mapa; será también de ayuda su abuelo, quien en su momento estuvo relacionado con el tema de las búsquedas y excavaciones. Para proseguir con la citada búsqueda, motivará a su amigo Fito (Christian Ferreira), intentando convencerlo de que hay grandes posibilidades, y de que el valor del mismo es considerable. Posteriormente se sumarán a la aventura otros personajes; primero Don Elio (Mario Toñanez), un hombre de mayor edad, pero con experiencia y útiles conocimientos sobre el tema, y posteriormente Ilu (María Cecilia Torres) y Lili (Sandra Sanabria), dos empleadas que trabajan en el domicilio donde supuestamente habrá que excavar para poder encontrar el mencionado tesoro.
Dotada de una producción vistosa, y con una suerte de cruza de cine de aventuras, toques de comedia y algún elemento propio del cine de Intriga (sin pasar por alto sus pasajes históricos), Los Buscadores resulta una película sumamente interesante y entretenida. Si bien tiene un enfoque inicial que promete un poco más, desvariando la historia sobre la media hora final, llevando algunas instancias al borde de delirio y con salidas quizás algo destartaladas, es una cinta que vale la pena ver. Maneglia y Schémbori tienen la virtud de mantener un ritmo preciso durante los 95 minutos de duración, logrando cumplir con un cometido más cercano al cine de entretenimiento, pero en el que podemos encontrar algún que otro elemento que la hace destacarse. Si bien su desenlace es algo tosco, el final de la película invita a una interesante reflexión final, y eso también es valorable, retomando quizás a su primera parte, donde el filme se movía en un terreno más serio y con referencias históricas.