Es mi obligación empezar esta reseña aclarando que no poseo ningún tipo de conocimiento sobre el manga y animé en los que está basada esta nueva película. Si tengo el recuerdo que se emitían por TV cuando yo rondaba los 12 años, recuerdo las cajas grandes en las que venían sus muñecos, y recuerdo haber visto eso que se estrenó en 1996 en argentina como una película sin serlo, pero jamás despertaron un interés propio; por lo cual, aclaro, se analizará únicamente lo que vi en pantalla, objetivamente.
La historia, se desarrolla de modo “alternativo” a lo que se vio en el manga y animé de Masami Kurumada (que aquí oficia como co-guionista o consultor creativo) y sigue, en parte, los lineamientos del animé comenzado hace dos años, conocido como Omega aunque con varios cambios.
Los Caballeros de Bronce deben proteger a una Athena niña (llamada Saori Kido), Diosa de la Guerra y protectora de la humanidad, que siendo bebé fue despojada de su trono acusada de impostora y colocando en su lugar a un verdadera farsante.
Athena crece sin conocer su origen y su destino, pero un encuentro con Seiya cambiara las cosas, y con la ayuda del resto de los Caballeros se enfrentarán al Gran Patriarca del Santuario, y a los Caballeros de Oro mientras intentan convencerlos de que Saori es su verdadera Diosa.
Este será a grandes rasgos su lineamiento principal, claro que a lo largo de los 93 minutos se desarrollarán otros arcos argumentales, historias paralelas y cada Caballero tendrá su momento de lucimiento.
Quizás para adaptarse a los tiempos que corren, para esta ocasión se decidió pasar de la animación tradicional, más representativa del animé, a la animación poligonal tridimensional. Lo cierto es que, no sabemos si por una falta de presupuesto pericia, pero esta animación atrasa un cierto período en comparación al lugar en que la técnica se encuentra hoy en día.
Salvo contadas escenas, en su mayoría, dado una “sorprendente” lentitud, y una falta de claridad en los rasgos (y sobre todo en los ojos), pareciera que estamos asistiendo a una larga presentación de un videojuego para PSOne.
La historia en varios tramos no avanza y cae en baches reiterativos o en cuestiones que poco tienen que ver con lo troncal, lo cual incluye un humor que rara vez funciona y hasta extraños momentos musicales.
Pareciera, tal cual sucedió el año pasado con el nuevo film de Dragon Ball Z, que el efecto buscado es remozar el éxito para una nueva generación y apuntar a un público bastante menor al que sus orígenes iban apuntados.
Vuelvo a aclararlo, no puedo asegurar cuál es la sensación que esta Caballeros del Zodíaco: La Leyenda del Santuario puede dejar en los incondicionales fanáticos. En cuanto a este cronista, un virgen en la materia, la sensación de esos pocos más de 90 minutos lejos de parecer poco le parecieron eternos.