Los Caballeros: Volvió Guy Ritchie.
El director británico vuelve a dirigir mafiosos, personajes excéntricos y una interesante y laberíntica trama.
Desde el principio vemos que Guy Ritchie quiere volver a sus comienzos de mafiosos y negocios delictivos. En este caso un estadounidense intenta vender su altamente rentable imperio de marihuana en, ¿dónde más sino?, que en Londres, donde quieren robarle todo su poderío provocando conspiraciones, tramas enmarañadas, sobornos y chantaje como solo Guy Ritchie podría mostrar.
Con voz en off y esa clara sobre explicación y presentación de personajes del estilo del director, comienza este film The Gentlemen (2019) presentándonos un gran elenco desde Matthew McConaughey, Hugh Grant, Charlie Hunnam, Michelle Dockery, Jeremy Strong hasta un magnífico Colin Farrell.
Guy Ritchie tuvo dos grandes películas en sus comienzos como Lock & Stock (1998) y Snatch (2000) en donde contaba los entramados problemas de delincuentes vendedores de marihuana, de apuestas ilegales y muchos más. Traía consigo un estilo rápido, de mucha voz en off, presentación de personajes y alguna pizca de cómics. En Los Caballeros (2019) vuelve a eso pero con un estilo mucho más maduro, sobrio, serio y por momentos aburrido, lo que lleva a un poco menos de originalidad y regocijo a comparación de aquellos films. Pero lo interesante es que se burla de eso, usando aquellas técnicas narrativas como un juego, ya que la mayor parte del film consiste en el personaje de Hugh Grant (Fletcher) contándole a Ray (Charlie Hunnam) lo que pasó y pasará.
La sobre explicación y uso de la voz en off siempre es algo a tener cuidado en la narrativa, debido a que es el recurso que tienen los guionistas para aclarar ciertos aspectos de la trama, pero al ser usado excesivamente puede ser perjudicial y molesto para el espectador. Además, a veces, puede servir para abaratar costos. En este caso Ritchie tiene más dinero que en el año 2000 y en vez de presentar a personajes solamente con voz en off, los muestra en acciones, algunas vulgares y otras entretenidas. Asimismo el no presentar directamente a los personajes, con sólo monólogos, le entrega ese toque enigmático a la trama que permite que se extienda a lo largo del film.
Algo seguro es que Ritchie parece haber disfrutado hacer este film mucho más que sus anteriores obras como King Arthur: Legend of the Sword (2017) o Aladdín (2019). Este The Gentlemen parece ser el hijo de la mezcla entre sus películas de The Man from U.N.C.L.E. (2015) y RocknRolla (2008) por ese estilo limpio al mostrar la criminalidad, con su Snatch (2000) y la cantidad de personajes envueltos en la trama.
Cualquier fanático o acérrimo espectador de Ritchie encontrará esas referencias evidentes, desde el judío, el ruso, la plantación de marihuana, entre otras cosas. Dejando un poco del lado esos cortes convulsionantes llenos de velocidad, entregando una obra bastante lenta pero bien contada. Clásico estilo inglés.
Como siempre lo que le da vida a la película de Ritchie son los personajes inolvidables que aparecen en el medio, en este caso es El Coach de Colin Farrell, con ese acento cerrado y rápido que te genera risas y entretenimiento absoluto. Él y los jóvenes que entrena, serán una parte clave de la trama, teniendo cámaras GoPro incorporadas en los personajes entregando los momentos más divertidos del film. Ellos sí merecen un spin off.
La música, algo vital en las obras de Ritchie, está ahí pero no sobresale, al igual que la moderada fotografía y su falta de originalidad en algunos momentos humorísticos. El film es como si Guy Ritchie intentase llegar a un público más actual, el de Sherlock Holmes: A Game of Shadows (2011), con algo más de su estilo y autoría. Hay personajes entretenidos, pero al protagonista le falta más capas y corazón. Lo que lo hace entretenido es la forma de contarla y el metalenguaje que utiliza por momentos con su forma de dirigir y narrar.
El film pide una secuela, sea en broma o no. Algo que podría ser comparado con, por ejemplo, Martin Scorsese haciendo un film como The Irishman (2019) que habla del final, de que el círculo cierra, con respecto a los mafiosos clásicos de él. Por otro lado está Guy Ritchie, que en vez de cerrar dichos mafiosos/gangsters intenta revivirlos, «modernizarlos» y a veces se notan esos momentos forzados.
Siendo atractiva por momentos, al principio ingerís un poco de espuma con su sobre explicación de la situación, para luego saborear esa cerveza helada y quedarte con ese sabor amargo y placentero hacia el final que cualquier fan de Guy Ritchie puede soportar. Aun así quedando algo desairada por momentos con su estilo más mesurado y elegante que por momentos le calza bien a Ritchie.