UN ATRACTIVO JUEGO CON LA HISTORIA
Una periodista francesa investiga a una sociedad secreta llamada “Los corroboradores”, que según un tal Martin Dressler (uruguayo que ejercía de guía por emblemáticos edificios de Buenos Aires parecidos a los que se encuentran en París, entre otras profesiones) querían copiar varios edificios franceses en la capital argentina. Con estos elementos, Luis Bernárdez monta un relato sumamente atractivo con la estética del falso documental.
Es que siguiendo las reglas de ese formato, narrado por una periodista francesa como un thriller conspirativo, el director logra en Los corroboradores un film didáctico en el que conocemos el origen de esta sociedad que se remonta según el relato a 1882, cuando Carlos Pellegrini y Miguel Cané la crearon en el antiguo Jockey Club de la ciudad. La película logra entonces un muy interesante recorrido por la historia de Argentina desde esa fecha hasta la actualidad, mostrando los más emblemáticos palacios y edificios.
Pero hay algo más interesante en la película de Bernárdez, y es que si bien hay entrevistas a sociólogos y arquitectos, todo lo que se dice no puede ser comprobado, por lo que Los corroboradores alcanza así una cuota mayor de misterio. El director profundiza en lo lúdico y hacia el final propone un giro que remite a las películas de suspenso clásicas, aunque hay que reconocer que es un poco agarrado de los pelos. En todo caso el documental en sí ya se presenta desde el vamos con un tono semi-paródico -sin ser humorístico-, motorizando una idea alrededor de su propia tesis: si esto en el futuro se confirma, la película de Bernárdez alcanzará status de film anticipatorio.